El alerta que emitió la OMS por una posible “pandemia” de la gripe porcina, que se transmite entre humanos por las vías respiratorias y que ya mató a 20 personas en México, no sólo llevó a la Argentina y a varios países de Latinoamérica a difundir un estado de alarma, sino que ha generado gran preocupación en la población. Por eso, el Servicio de Infectología del Hospital Universitario Austral, emitió un comunicado "para no caer en un falso alarmismo”.
Néstor Jacob, Jefe del Servicio de Infectología del Hospital Universitario Austral, explicó: “La información que hay hasta el momento no es abundante. Parece tratarse de un virus de origen porcino que se transmitió a los humanos. La particularidad que tienen los cerdos es que habiéndose infectado de dos o tres tipos de virus, pueden recombinar genes y generar un virus nuevo, para el cual, tanto animales como seres humanos no tienen defensas (anticuerpos) frente al mismo, lo cual puede provocar un brote porque afectará a una población indefensa”.
Según el especialista, “la transmisión entre los seres humanos puede realizarse por contacto a través de tos, estornudo y descargas nasales”, y los síntomas son, precisamente, “un cuadro febril con dificultad respiratoria, tos, estornudos, descargas nasales, letargia y apetito reducido”. Además, destacó: “La excreción nasal del virus puede aparecer aproximadamente a las 24 horas de la infección. Las tasas de morbilidad son altas, pueden llegar al 100 por ciento y la mortalidad es baja”.
Si bien hasta el momento no se han conocido casos de gripe porcina en humanos en la Argentina, Jacob dio consejos acerca de cómo prevenirla: “En primer lugar, darnos la conocida vacuna contra la gripe. Esto es muy importante, porque de confirmarse que el nuevo virus es del tipo A H1N1 o H3N2, la vacuna contra la gripe recomendada para el hemisferio sur para el año 2009 tendría cobertura para este virus”. Y agregó: “También son importantes las medidas de higiene personal (lavado de manos), evitar los conglomerados humanos en lugares cerrados y, en situación de brotes, las medidas de protección de la vía aérea (barbijos) puede ser un elemento de utilidad para disminuir la transmisión interhumana de este tipo de enfermedades”.
Con respecto a la aplicación de la vacuna antigripal, Jacob recomendó que sea aplicada especialmente en los sectores de mayor riesgo: “niños, personas mayores de 60 años, personas que tengan enfermedades pulmonares crónicas, enfermedades cardíacas, o condiciones que provoquen disminución de las defensas, personas internadas en instituciones de cuidados prolongados; y en las personas que por sus actividades pueden transmitirla a personas de riesgo, como médicos, enfermeros, asistentes de instituciones de cuidados prolongados o paliativos, docentes, familiares de personas con alto riesgo”.
El especialista destacó además que puede influir la llegada del otoño-invierno, porque “es la etapa de mayor riesgo para las enfermedades respiratorias”. Pero advirtió: “Es necesario que seamos prudentes con la información, que sigamos las indicaciones de las autoridades sanitarias y que no contribuyamos a generar pánico a la población”.