La cultura occidental le ha permitido expresarse a la mente pero le ha negado al cuerpo su capacidad de comunicar. Según estudios científicos, el lenguaje no verbal (posturas, gestos, miradas, etc ) representa un 93% de nuestra comunicación, con lo cual, habla más por sí mismo más que el propio lenguaje.
Poder hablar con el cuerpo y escucharlo cierra el circuito armónico de bienestar: “El cuerpo grita más fuerte que mil palabras”, sostiene Melissa Corrales, docente de Coaching Corporal de la Escuela Latinoamericana de Coaching (ELAC).
Para volver a desarrollar esa capacidad es que trabaja el Coaching Personal. El objetico es volver a expresar las emociones y la mente a través del cuerpo así como entender qué nos pasa tomando conciencia del cuerpo. “Yo me definía como una persona tímida, pero, en realidad, a mi mamá no le dijeron, cuando vine al mundo, que había tenido una tímida sino una nena. Después, me constituí en mi vida en base a las acciones que hice. En cuanto lo pude distinguir, pude cambiar esas acciones y dejé de ser tímida”, grafica Melissa Corrales.
Imposturas. Cuando el dolor de la contractura muscular nos ataca, recién ahi reconocemos que estamos nerviosos. Cuando más de un vaso se nos cae de la mano y se rompe, tratamos de buscarle una razón desde la mente. Sin embargo, tanto lo emocional como la enfermedad pueden corregirse modificando lo que dice el cuerpo. Los especialistas defienen al Coaching Corporal como una experiencia vivencial que consiste en poder cambiar la forma en que nos observamos a nosotros mismos y a nuestro cuerpo, como un paso previo a cambiar nuestra forma de actuar. Para eso se sirve de varias disciplinas – eutonia, ontología del lenguaje, juegos teatrales, meditación, dramatizaciones - buscando que a través de un cambio en el cuerpo, se puedan obtener cambios en las emociones, estados de ánimo, creencias y vínculos, tanto en nosotras como en los demás, de la misma manera que destrabar los caminos que llevan a la enfermedad.
La nota completa, en la última edición de la Revista Mía.