SOCIEDAD

A 13 años de su desaparición, hallan a una víctima de la trata

Su madre la encontró en el padrón electoral de Mendoza en las últimas elecciones. El reencuentro.

Gabriela desapareció a los 14 años cuando se fue con su novio, que terminó siendo su victimario.
| La Voz del Interior

Una cordobesa de 35 años, que estuvo desaparecida 13 años y que fue víctima de la trata de personas, reapareció en las últimas semanas luego de que su madre - en su incansable búsqueda, a pesar de que ya la daban por muerta- descubriera en los padrones de Mendoza que fue a votar en las últimas elecciones.

Se trata de Gabriela Cabrera, quien desapareció a los 14 años cuando dejó de la casa de sus padres en el pueblo cordobés de Jovita para irse con su novio, que terminó transformándose en su más terrible victimario: la mantuvo secuestrada durante años sometida a todo tipo de maltratos físicos y psicológicos, la obligó a prostituirse, le quitó a algunos de sus hijos y hasta quiso prenderle fuego.

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Y su madre, que nunca se cansó de buscarla aunque ya la daban por muerta, volvió a fijarse en el padrón electoral como lo hacía cada año, con la esperanza de encontrarla en algún punto del país. Así fue como descubrió que su hija, que estaba desaparecida hace 13 años, había votado en Mendoza.

“Estuve en la calle, en un loquero, estaba mal de la cabeza. Sufrí maltrato psicológico, físico, moral afectivo, todo lo que se puedan imaginar”, contó Gabriela al diario cordobés La voz del Interior.

Su madre, en tanto, relató: “La drogaban, la hicieron prostituta, la tenían desnuda, atada”. Y agregó: “En cautiverio tuvo los hijos y en cautiverio se los sacaron. Cuando ella se escapó, andaba en la calle, estuvo en tratamiento psiquiátrico, nadie la ayudaba; era todo droga, mafia”.

Y lleva las marcas de tanto horror en su cuerpo. “Ella está más arruinada que yo, aunque sea mucho más joven. Tiene problemas de pulmón por los golpes, los huesos no le dan más, le faltan los dientes de arriba. Hasta la quisieron prender fuego; tanta paliza y tanta droga... ella estuvo muy mal, hasta comió de la basura. Después que se escapó de él, tuvo otros cuatro hijos producto de violaciones. A dos nenas se las sacaron. Y vivió escondida por miedo a que él la encuentre y le saque los otros dos”, contó su mamá.

Susana, su mamá, repasa la historia Gabriela: “Ella se fue a San Luis con él, ahí tuvo cuatro hijos y ahí empezó el calvario de su vida. La drogaban, la hicieron prostituta, la tenían desnuda, atada. En cautiverio tuvo los hijos y en cautiverio se los sacaron. Cuando ella se escapó, andaba en la calle, estuvo en tratamiento psiquiátrico, nadie la ayudaba; era todo droga, mafia”.

En 2002, después de que Gabriela lograra huir de su cautiverio, el hombre que la había sometido y aún tenía a sus cuatro hijos a cargo, fue a parar a la cárcel. En San Luis se comprobó que había degollado a su nueva concubina y había asesinado también a una hijita de ésta, de tres años. Las tenía enterradas, en un pozo tapado con cemento en el baño. Ahí fue cuando a Susana Cabrera la llamaron, a Jovita, por si quería hacerse cargo de sus nietos. Para su familia, Gabriela estaba desaparecida.

Aterrada, siempre huyendo y buscando a sus hijos, no se había enterado de que su propia madre los estaba criando. Tampoco imaginaba que su expareja estaba preso y por eso no se animaba a volver a su pueblo. Tenía terror a que allí él pudiera encontrarla.

“Encontrar a mis cuatro hijos y a mi mamá después de tantos años, es como un descanso en mi vida. Yo no sabía nada de ellos y mi vida siempre fue estar en cautiverio, secuestrada, estuve en la calle, en un loquero, estaba mal de la cabeza. Sufrí maltrato psicológico, físico, moral afectivo, todo lo que se puedan imaginar. No se lo deseo a nadie”.