Conseguir y mantener un trabajo digno es uno de los deseos más ansiados de la vida adulta, sin embargo, cuando un jefe toma una actitud obsesiva de acoso, con maltratos constantes hacia el empleado, se puede convertir en una pesadilla.
El acoso laboral o mobbing (término que proviene del inglés: acosar, hostigar) es la acción de un empleador que hostiga al empleado con malos tratos, violencia psíquica y una serie de actitudes que tienen el objetivo de generar terror en la persona hostigada. Las razones del acoso suelen ser dos: para lograr la renuncia al puesto de trabajo o para neutralizar a la víctima cuando el jefe lo siente como una amenaza a su estabilidad.
Como la mayoría de las veces el empleado tiende a responsabilizarse por la situación afectando su autoestima, los especialistas recomiendan analizar el cuadro con tranquilidad, intentando pensar en frío para estudiar la manera de enfrentarlo.
Consultada por Perfil.com. la licenciada Olga Cartañá, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), recomienda que ante una situación así el empleado debe “evaluar la realidad con objetividad aunque no siempre sea fácil, porque es una realidad donde nadie le dice claramente lo que pasa. Si se puede, hay que estudiar la realidad estableciendo por qué los empleadores hacen esto”. Y agrega que la víctima aunque “tiene muchas armas para defenderse le cuesta aplicarlas porque se deprime y no quiere ir a trabajar”.
Para Cartañá, una de las soluciones es “hablarlo con los jefes o plantearlo con los compañeros. Una alternativa es cambiar el área de trabajo, o grupo de trabajo”. La especialista recomienda que el empleado no se vaya por su cuenta del trabajo, sino que intente conservar su lugar y que en todo caso sea el empleador quien, previa indemnización, opte por despedirlo.
Fabiana, de 39 años y empleada de una compañía de seguros, fue siempre una amenaza para su jefe por su formación y experiencia por lo que el maltrato no tardó en pasar a formar parte de su cotidianeidad laboral.
El final no fue bueno ya que Fabiana optó por dejar su puesto. “Cuando terminé llorando en el baño por los malos tratos me di cuenta que no me merecía una situación así y renuncié, aún sabiendo lo difícil que iba a ser conseguir un nuevo trabajo”, asegura
Amparo legal. La persona acosada debe saber que no está sola y que puede ampararse en los recursos legales para enfrentar la situación. El abogado especialista en temas laborales, Pablo Fiorini, explicó a Perfil.com que el empleado acosado “tiene que intimar al empleador mediante una carta para que cese su actitud, bajo apercebimiento de considerarse despedido y si hay discriminación tiene que hacer una denuncia en el INADI”.
En el Senado existe un proyecto de ley para que el acoso laboral sea penado con la cárcel, mediante un artículo específico en la Ley de Contrato de Trabajo, pero todavía no fue aprobado.
“Es difícil demostrar el mobbing, en un lugar con trabajo en equipo va a haber testigos, pero a veces es clandestino, ahí es más complicado porque la percepción del acoso se da por medio de los sentidos”, señala Fiorini.
Según el letrado, antes de recurrir a la Justicia, es recomendable que el empleado acosado plantee su situación al superior del acosador ya que, si el jefe tiene buena fe, va a actuar para que el maltrato cese.
El especialista indica que “hay mucha jurisprudencia sobre estas prácticas” y recuerda que “en España hubo 400 fallos a favor y también los hubo en la Argentina”. “Lo importante es armar y demostrar el acoso, y tener una materia probatoria”, asegura.
*redactora de Perfil.com