En Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll, su autor, con su fecunda imaginación y entusiasmo por lo maravilloso, crea mundos fantásticos, donde la lógica cotidiana se diluye, se altera, es imposible controlar lo que ocurre afura y en nuestro cuerpo y nos adentramos en un ámbito de imposibles, repleto de enigmas y cuestionamientos.
Alicia, la protagonista, es una niña educada con las consignas de la sociedad victoriana del siglo XIX, por eso acepta las rarezas ajenas –un Sombrerero loco, totalmente desequilibrado; un Conejo blanco, obsesionado con el tiempo y atormentado por el tic tac del reloj; la cruel y arbitraria Reina de Corazones, etc.- con impecable flema inglesa y las tolera sin amedrentarse. Eso no quita que por momentos sea irónica, autoritaria y jactanciosa; y no duda en rebelarse si las extravagancias de otros personajes menoscaban o afectan sus intereses.
* Coordinadora del Taller de Escritura Creativa y Autoconocimiento Había una vez…