SOCIEDAD
PSICOBIOLOGA

Ambigüedad sexual

Existen más de dos sexos en la naturaleza. Desde los hermafroditas hasta los individuos que tinen cromosomas sexuales de más, la diversidad es más grande que lo que se cree. Cuál es la diferencia entre intersexuales, transexuales y travestis. La polémica por las operaciones para cambiar el sexo. Galería de fotos

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SOL. Es modelo y los hombres mueren por ella. | Cedoc
La mentada revolución sexual de los 60 quedó tan corta como las minifaldas. Aunque las mujeres se saquen o se pongan los corpiños; los adolescentes se inicien antes; los gays se casen, se divorcien y puedan adoptar chicos; y los travestis se instalen en cada esquina,
existe una realidad todavía no reconocida en el mundo: los intersexuales.

Hay sexos más allá de los machos (XY) y las hembras (XX). Según Anne Fausto-Sterling, profesora de Biología y de Estudios de la Mujer en la Universidad de Brown, Estados Unidos, el dualismo estaba bien para los ideales platónicos puros, pero ya es hora de abrir los ojos. La investigadora norteamericana asegura que el 1,7% de los chicos que nacen tienen una ambigüedad sexual. Basta ver a la modelo argentina Sol Donato –quien saltó a la fama en el programa Fantasías con su antiguo nombre, Juan– contradiciendo sus órganos sexuales masculinos. O mirar la diversidad sexual que se presenta más a menudo de lo que se cree en la naturaleza salvaje. La realidad sexual, definitivamente no está pintada en en blanco y negro.

La reciente confesión pública de cambio de sexo (de mujer a hombre) del neurocientífico Ben Barres,  quien escribió en la revista Nature un artículo defendiendo la capacidad científica de las mujeres, volvió a poner el asunto en la vidriera. Aunque el propio Barres no quiso ahondar en los motivos de su cambio de género, utilizó su experiencia de haber calzado tanto zapatos femeninos como masculinos para tirar por tierra con los prejuicios sobre las diferencias “naturales”, “biológicas” o “cerebrales” en las capacidades cognitivas de hombres y mujeres.

“Como una persona transgénero, nadie entiende mejor que yo la existencia de diferencias innatas entre hombres y mujeres. Sospecho que mi identidad fue causada por mi exposición fetal a altas dosis de drogas tipo testosterona. Pero no hay evidencias de un cerebro dimórfico (en dos formas) para  las habilidades académicas”, dice el biólogo y médico de 51 años. Su vida es una caja de sorpresas. “A partir de que empecé a tomar testosterona (hormona masculina), hace 10 años, perdí la habilidad para llorar fácilmente. Y la gente ahora me trata con más respeto. Incluso puedo terminar una frase completa sin ser interrumpido”, se ríe Barres, quien es profesor de Neurobiología en la Universidad de Stanford.

Parece que allí los cambios sexuales son más tolerados. De hecho, el famoso profesor de Biología y Ecología Jonathan Roughgarden se transformó en la profesora Jean en 1998. Aunque la autora del libro El arcoiris de la evolución se ofende ante las preguntas sobre
su identidad sexual, lo cierto es que su transformación de varón a mujer se convirtió en centro de miradas de todo el mundo, cuando en el 2003 se conoció la noticia. Roughgarden dice que recibió ironías académicas sobre su cambio sexual, pero agradece el apoyo
que recibió de la mismísima Condoleeza Rice, entonces administradora de la Universidad de Stanford.

Con la Biblia en la mano, Jean dice que hay una pluralidad de sexos ahí afuera, y que la idea de que los machos gastan enorme energía en lucir atractivos para que las hembras los elijan no es la regla. En todo caso, dice, los animales muestran una gran variación. Y así como hay peces, ciervos y ranas que pueden cambiar de sexo según la temporada y los recursos disponibles, hay grandes monos
que hacen de la homosexualidad una práctica cotidiana.

Diferencias
Normalmente, el sexo viene determinado en un par de cromosomas de las células (los famosos XX o XY) . Aun así, durante las primeras semanas del desarrollo, todos los embriones son femeninos. Tiene que ponerse en marcha el gen SRY del cromosoma Y, junto con un baño de hormonas tipo testosterona, para que ese embrión se masculinice, desarrollando sus gónadas (testículos) y el pene alrededor de la semana 12 de gestación. Aunque la cultura y la familia luego asignen un determinado género sexual, la biología es la que usualmente manda. Salvo en un puñado de recién nacidos, cuya anatomía o cromosomas se llevan de patadas con su identidad sexual.

La cuestión de los intersexos es compleja. Por un lado, están los cinco sexos que definió Anne Fausto-Sterling y las otras categorías orgánicas que los médicos consideran patológicas (intersexuales). Por el otro, sobresalen las personas que se sienten dentro de cuerpos equivocados (transexuales).

“El transexualismo es un diagnóstico que se hace sólo en personas que no se sienten contenidas en su ‘envase’ original. Son varones en el cuerpo de una hembra, o viceversa. Para estar seguros de este diagnóstico y aconsejar la cirugía de reasignación sexual se deben hacer varias cosas. Especialmente, deslindar una confusión con psicosis o simplemente trasvestismo”, explica el médico sexólogo León Gindin, profesor de Sexualidad y Salud en la Universidad Abierta Interamericana.

“Los transexuales, varones o mujeres, presentan un deseo irresistible de pertenecer al sexo opuesto (al asignado genéticamente
y por sus genitales externos), por lo cual requieren de tratamientos hormonales o quirúrgicos para la reasignación sexual. Diferente es el caso del transvestido (travesti), quien sólo se viste con ropas del otro sexo para satisfacer un deseo erótico fetichista y que de ningún modo desea un cambio real de sexo”, explica el endocrinólogo y sexólogo Alberto Nagelberg, secretario de la Sociedad Argentina de Andrología.

La intersexualidad plantea discordancias biológicas, por cromosomas que contradicen a los órganos sexuales o a las gónadas (testículos u ovarios). Dentro de los intersexuales, el hermafroditismo es conocido hace siglos. En el libro Sexing the body, Fausti Sterling recuerda el caso  de un soldado italiano que, en 1601, shockeó a su batallón cuando dio luz a una saludable niña. Los muy raros hermafroditas presentan en su cuerpo tanto ovarios como testículos. Más frecuentes son los pseudohermafroditas, que pueden tener un pene pequeño o una semivagina. Por ejemplo, una persona con cromosomas XX en sus células (que le asignarían un sexo femenino) también presenta los genitales “opuestos” (pene o testículos). O una persona XY (biológicamente, un macho) desarrolla pechos y porta ovarios.

Según estableció inicialmente Fausto-Sterling, existen cinco sexos: macho (cromosomas sexuales XY), hembra (XX), individuos XY con órganos predominantemente femeninos (fems), individuos XX con anatomía parcialmente masculina (mems) órganos o individuos con mezclados (herms).

Pero hasta la misma pionera en este tema reconoce que la diversidad sexual escapa hoy a las cinco categorías básicas. Los transexuales también abarcan a quienes, como la adolescente argentina “Nati”, nacieron en un cuerpo enteramente masculino, pero se sienten mujeres. Y reclaman hormonas –y hasta cirugías– para que su identidad sexual coincida con su aspecto físico. “El transexual no tiene un componente físico, está marcado por el deseo y definido por  la psicología. En cambio, el intersexual está determinado por la biología”, explica el psicólogo y sexólogo Jorge Raíces Monteros, vocero de la Organización Internacional de Intersexuales (ISNA).

Ocultamiento
Aunque la cifra de 17 intersexuales por cada 1.000 nacidos vivos ha sido cuestionada por otros expertos –por ejemplo, el pediatra norteamericano Leonard Sax dijo que sólo son 2 por cada  10.000, mientras que el psicólogo médico John Money decía que eran el 4% de la población–, cada vez los médicos reconocen más la existencia de ambigüedad sexual a nivel físico (los famosos cinco sexos o los intersexuales) o psíquico (los transexuales).

La mayoría de los médicos sigue una política de ocultamiento en los casos de cambio temprano de sexo, en combinación con los padres. Algunos intersexuales recién se enteran cuando no pueden tener hijos. Es el caso de los XXY: individuos con un cromosoma de más (síndrome de Klinefelter) con apariencia completamente masculina, pero sin espermatozoides. O de quienes padecen el síndrome de Turner, que portan un solo cromosoma X en sus células, y son mujeres de estatura baja (16 cm menos).

Más allá de las anomalías cromosómicas, también están los que padecen de un problema hormonal. Algunos son incapaces de procesar la hormona testosterona (se los conoce como IAS, síndrome de insensibilidad a los andrógenos). Si bien son criados como niñas, son geneticamente machos (XY) pero no tienen pene sino vagina y clítoris, mientras que sus testículos están en el abdomen pero no se ven. "Traté a una mujer que era muy femenina en todos sus rasgos, no tenía vello axilar pero sí mamas y útero. Nació con testículos, que le fueron extraídos en la pubertad. Se le dieron luego estrógenos”, recuerda la especialista en fertilidad asistida Ester Polak de Fried. "Cuando me vino  a ver, le dije que había que recurrir a óvulos ajenos, porque ella no los producía. Finalmente, quedó embarazada y  tuvo un bebé”, todavía se emociona la directoraa del Instituto CER, sin reparar en la rareza de que un XY fue capaz de gestar un hijo con toda felicidad.

Otras mujeres padecen hiperplasia adrenal congénita (CAH), "un desorden enzimático que se presenta en las niñas XX con ovarios normales y un  cuadro de ambigüedad sexual (fusión de los labios de la vulva e hipertrofia  del clítoris)”, explica el ginecólogo y endocrinólogo Manuel Nölting. A veces, los médicos cometen un error y los inscriben como varones, por su aspecto externo. "Ahora se puede hacer un estudio fetal del líquido amniótico mientras el bebé está en la panza. Si se descubren niveles elevados de ciertas enzimas y hay antecedentes de hermanos con CAH, se le puede dar un corticoide a la madre (dexometasona) para impedir la virilización del feto", revela Ester Polak. “Así, se previene un problema al nacer, o al menos, se lo minimiza en el útero materno”.

Muchas veces, el problema aparece en la adolescencia en individuos con cromosomas y órganos sexuales normales. En la hiperplasia adrenal congénita tardía, las mujeres pueden ver que su clítoris se alarga, surgen alteraciones menstruales, les crece barba o se dan cuenta de que no puede tener hijos. "El diagnóstico se realiza por medio de pruebas de laboratorio y/o moleculares. Somos los ginecólogos y endocrinólogos quienes realizamos el tratamiento, en forma sencilla”, apunta Manuel Nölting, jefe de Endocrinología Ginecológica del Hospital de Clínicas, de la UBA.

Polémica
¿Corresponde establecer la categoría de “intersexuales” en todos los casos? Los expertos no se ponen de acuerdo. Pero generalmente actúan cuando un bebé nace con un sexo ambiguo. De acuerdo con cuál órgano predomine, deciden por mujer o varón mediante la extracción quirúrgica de lo que no “encaja” en la norma. Se basan usualmente en la teoría de John Money, según la cual la sexualidad de un chico depende del entorno, y antes de los dos años se puede decidir qué sexo asignarle, sin mayores consecuencias. Por su parte, el especialista argentino Nölting destaca que “las decisiones, una vez evacuadas las dudas acerca de la verdadera condición de mujer o varón, se tomarán en épocas muy tempranas de la vida con terapias correctoras de los genitales y excepcionalmente en épocas tardías”.

Aunque no hay cifras, se estima que se realizan entre 100 y 200 reasignaciones sexuales quirúrgicas cada año en los Estados
Unidos. En el mundo, llegarían a 1.000 anuales. Fausto-Sterling y otros especialistas proponen aplazar la decisión hasta que los adolescentes definan  su identidad sexual, sobre la base de que el género es una construcción social que no tiene que coincidir exactamente con la anatomía. En eso coincide Sol Donato: “Hay que dejar que la persona crezca y tome una decisión libremente.” Pero el tiempo pasa, y los intersexuales siguen sin ser comprendidos por la justicia. Y tampoco por la ciencia.