Buenos Aires se vuelve cada día más una ciudad cosmopolita y ya no es extraño encontrar en las calles idiomas que se cruzan, dialectos ajenos, gestos lejanos y una manera de estar que se contradice con el caos de la cotidianeidad. El vendaval de extranjeros viene atraído por una situación financiera que los beneficia y una riqueza cultural que los sorprende.
Muchos de los extranjeros llegan a Buenos Aires en un intercambio estudiantil, en la mayoría de los casos a estudiar español, una actividad que se vuelve cada vez más rentable y que abre un nuevo mercado que no deja de expandirse.
La enseñanza de español para extranjeros creció un 50% en 2007, cuando 25 mil personas vinieron al país a estudiar el idioma, según el estudio anual de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería y la Asociación Argentina de Docentes de Español (AADE).
“Viene creciendo mucho la enseñanza de español para extranjeros. Es una actividad que se consolida. Los extranjeros encuentran atractivos culturales y como la calidad docente es muy buena Argentina toma una relevancia a nivel mundial”, aseguró a Perfil.com Gabriela Rusell, presidenta de la AADE.
El Centro Universitario de Idiomas (CUI) de la Facultad de Agronomía de la UBA, uno de los lugares donde se aprende español, recibió a 17.000 estudiantes extranjeros el año pasado y proyecta un crecimiento del 40% para el 2008. Allí se junta todos los días un grupo de chicos americanos, chinos y brasileños.
Cultura y simpatía. La oferta cultural y la amabilidad de los porteños son, junto a la razón económica, las principales causas por las que los extranjeros eligen Buenos Aires para estudiar.
“Buenos Aires es muy diferente, me sorprende la mezcla de culturas. Las personas son muy amables para ser una ciudad tan grande. Me hacen sentir como parte de la familia”, asegura Caussin, una joven de Arizona que vino a Buenos Aires hace dos meses para estudiar español.
A Andrés de California le encanta que los porteños sean tan despreocupados e impuntuales. “Los argentinos dicen que llegan a una hora, pero se atrasan una hora o más como si nada, es genial”, sostiene.
También se ven fascinados por la comida y “el vino tinto”. Pero son concientes de los peligros de la inseguridad, y casi no salen de noche o andan solos por la ciudad.
“Tenemos mucho cuidado cuando salimos, a mí ya me robaron. Creíamos que sólo en Estados Unidos cualquiera puede portar armas, pero vemos que acá también”, señala Jeremy de Miami.
Pasajeros del mundo. La mayoría de los extranjeros que vienen a aprender el idioma proviene de Europa y Estados Unidos, ya que se ven muy atraídos por el cambio de moneda. Rusell sostiene que “ hay un beneficio económico por la devaluación. Es muy grande la diferencia por el tipo de cambio, les conviene mucho”.
Sin embargo, los extranjeros no son ajenos a la inflación y la sufren como todos. Julia es de California y también estudia español en el CUI. Dice que al principio salía a comer afuera, pero que ahora tiene que ahorrar.
“Ahora trato de cocinar porque está todo muy caro y cada vez va a aumentar más”, sostiene Julia que está bien enterada de los problemas locales y los conflictos políticos del país.
La mayor cantidad de estudiantes proviene de Europa, con el 40%. En segundo lugar, con el 36%, aparece América del Norte, Estados Unidos es el que mayor porcentaje tiene con el 25% de los estudiantes cada año. Hay un crecimiento de alumnos de Brasil (el 16%), y los chinos y coreanos vienen cada vez más.
Laura Rosetti, directora del Laboratorio de Idiomas de la UBA, aseguró a Perfil.com que “la enseñanza de español en la Argentina es muy rica, tenemos un gran nivel de profesores. Buenos Aires es un lugar cultural muy atractivo y se suma a múltiples factores por los que eligen nuestro país”.
Rosetti sostiene que hay un “crecimiento sostenido de demanda que va a seguir creciendo, nosotros captamos lo que la infraestructura nos da”.
City tour idiomático. Uno de los problemas de la enorme demanda es que se abren institutos privados sin control, y la enseñanza de español a veces aparece dentro del paquete turístico, como una mercadería más. “Algunos aprovechan este auge”, admite Russell y agrega: “Todavía las condiciones laborales no son buenas, hay una doble cara. Creo que con el tiempo se va a regular mejor, porque fue un boom tan grande que todavía no dio tiempo a acomodarse”.
Muchos profesores de letras, además de dar clases de español, salen con los extranjeros a recorrer la Ciudad, y la profesionalización se pierde. Uno de los reclamos de los estudiantes es que la formación de enseñanza de español para extranjeros sea una orientación de grado de la carrera en la UBA y no cursos pagos en los Laboratorios de Idiomas.
Para Andres lo peor de la Argentina es “ la gran cantidad de basura en las calles, el ruido y los problemas sociales como la falta de trabajo”. Pero afirma convencido de que Buenos Aires, a pesar de sus defectos, es una ciudad llena de exquisitos matices por descubrir. “Si tuviera mucha plata y pudiera estar sin trabajar, me encantaría quedarme a vivir acá”, concluye con un gesto de porteña picardía.
(*) Redactora de Perfil.com