“¿Sabés lo que pasa? Que en donde me instalo yo no vuelve a crecer el pasto. Porque a cada zona donde llegan los productos del Mercado Central, los comerciantes están obligados a bajar los precios. Yo no le echo la culpa a (Mauricio) Macri. Con los quilombos que tiene, no va a estar pendiente de si yo abro o no un mercado. Pero es muy injusto lo que me hacen. A los chinos les dan la habilitación de un día para el otro y a mí no paran de ponerme trabas”. Las quejas corresponden al empresario frigorífico Alberto Samid. Y donde, literalmente, no volvió a crecer el pasto es en un terreno ferroviario de Colegiales, donde “el Rey de la Carne” pensaba instalar una sucursal del Mercado Central. Allí, mientras se llevaban a cabo los trabajos de limpieza y nivelación del suelo en un importante galpón, la Agencia Gubernamental de Control porteña clausuró la obra por no contar con la debida autorización de la Dirección General de Registro de Obras y Catastro, lo que posterga la iniciativa y se gana la ira de Samid.
En la Legislatura porteña ya había fracasado un proyecto del diputado Gabriel Fuks (FpV) que buscaba acercar las ofertas del mercado central en treinta ferias. Pese a eso, con esta obra el empresario planificaba el desembarco en la Ciudad de este proyecto que ya funciona en algunos distritos de la Provincia. A partir de la cesión de terrenos ferroviarios, Samid pensaba combatir los precios “abusivos” de la Ciudad con la venta de mercadería proveniente del Mercado Central “al 30%” de lo que cuesta en cualquier súper. Pero más allá de las sospechas del boicot oficial que manifiesta el empresario, los vecinos de Crámer al 400, entre Federico Lacroze y Jorge Newbery, tampoco ven con buenos ojos la instalación del mercadito.
La zona está catalogada como Residencial R2, que prohíbe la instalación de grandes centros de elaboración de alimentos. Sin embargo, los vecinos tienen otros motivos para rechazar el emprendimiento. Es el caso de Benito Cristófaro, un farmacéutico con más de cuarenta años en la zona, que dispara: “¡Para qué vamos a querer un mercadito si acá todos los sábados se instala una feria comunal!”. Marcia Hashiba, presidenta de la Asociación Vecinos de Colegiales, explicó que “ese tipo de mercados tuvieron problemas en el Gran Buenos Aires porque no cumplían con los estudios de bromatología correspondientes. Hay 33 en toda la Provincia y en el de Bragado, por ejemplo, los diputados de la Provincia hicieron pedidos de informes por irregularidades con la habilitación del lugar”.
Según explicó Mariana Biro, dueña de la Escuela del Sol, cercana al lugar, a su institución nunca le contestaron un pedido formal para realizar en ese predio un polideportivo y una biblioteca. Otros vecinos contaron que desde Fecoba les informaron que Samid no va a abandonar la iniciativa. En diálogo con PERFIL, “el Rey de la Carne” confirmó el dato: está analizando la posibilidad de alquilar un local grande por la zona. “¿Y qué querés, si no me dejan opción. Pedí un tren para llenarlo de mercadería y vender en las estaciones, pero también me dijeron que no!”, se queja.