El Papa había pasado por alto este espinoso tema durante mucho tiempo. En su año y medio de papado, el abuso sexual por parte de sacerdotes nunca fue un tema de referencia en el Vaticano.
Cuando los obispos irlandeses visitaron este fin de semana a Benedicto XVI en Roma, una especie de cólera divina pareció emanar del Sumo Pontífice. Los conocedores del Vaticano afirman que el Papa nunca se había mostrado tan disgustado, intransigente y seco: "Bofetada de Ratzinger", comenta ayer el vaticanista del periódico turinés "La Stampa".
Hace años que las noticias sobre casos de clérigos pedófilos no dejan de llegar y Benedicto teme que los fieles pierdan la confianza en su Iglesia. Pero, ¨¿cómo enfrentar un escándalo de estas dimensiones? "Las heridas causadas por estos actos son profundas", dijo el Papa.
Los obispos irlandeses escuchan al hombre de blanco como una clase de escolares que recibe una reprimenda del maestro. "Un abuso de este tipo es todavía más trágico si sus autores son sacerdotes", sentenció Joseph Ratzinger. Irlanda es considerada un ejemplo europeo en materia de religión. En ningún otro país, con la excepción de Polonia, es la gente tan devota como en esta isla del norte europeo, donde los fieles acuden en masa a las iglesias cada domingo. Sin embargo, también allí los escándalos de curas pedófilos han causado daño.
"Cuando el Vaticano se decida a decir basta", escribe el diario romano La Repubblica. Ninguna otra mancha en su imagen es tan pesada para la Iglesia católica como el tema de los abusos sexuales y, tras el estallido del "megaescándalo" en Estados Unidos, el Vaticano es bien consciente de su nuevo "talón de Aquiles".
Fue el papa enfermo Juan Pablo II quien, en medio de la crisis en 2002, introdujo el concepto de "tolerancia cero". El tema, por doloroso que fuera, ya no podía ser barrido debajo de la alfombra. Los culpables debían ser castigados y las víctimas tenían que recibir ayuda. Pero la nueva apertura desató una nueva ola de escándalos al proporcionar la confianza necesaria para que muchas víctimas de abusos se atrevieran por fin a hablar.
México, Brasil, Austria o Japón; desde casi todos los rincones del mundo llegaron noticias de abusos. A veces los responsables eran curas que se acercaban indecentemente a los jóvenes a su cargo dentro de tiendas de campaña. En otros casos, las víctimas fueron seminaristas, y en menos ocasiones niñas y mujeres.
La prensa italiana informa de un estudio realizado en Irlanda que afirma que el tres por ciento de los curas del país cometieron abusos en las últimas décadas. En Estados Unidos se conocieron números similares. Diócesis enteras de Estados Unidos estuvieron al borde de la ruina espiritual y financiera a causa del escándalo. El aluvión de demandas judiciales no se detiene. Este fin de semana salió a la luz un nuevo y actual caso en Los Angeles, donde el arzobispado de la orden de los carmelitas pagó diez millones de dólares a siete víctimas de abusos en concepto de indemnización. La demanda estaba dirigida contra cuatro sacerdotes y un monje.
La mayor indemnización conocida hasta ahora es la que pagó la arquidiócesis de Boston: 85 millones de dólares para 300 hombres. La prensa norteamericana indica que hay más de 10.000 víctimas registradas en Estados Unidos, con más de 4.300 curas implicados. Por lo tanto, ya no tiene sentido hablar de "casos aislados".
¨¿Y las causas de esta tragedia? Psicólogos y críticos de la Iglesia insisten en que el celibato incita a religiosos con inclinaciones "sexuales" dudosas a este tipo de conducta. Sectores reformistas exigen que la Iglesia abandone la medieval concepción de que los sacerdotes no pueden casarse ni tener sexo. Pero Ratzinger ha respondido siempre con una rotunda negativa