Mas allá del impacto que pueda causar la revelación de la elección sexual de los padres hacia un hijo, es peor saber que los padres son personas infelices.
Para la salud de los chicos es más costoso y complejo crecer en un hogar donde las personas de su entorno están insatisfechas con su vida, porque eso se trasluce inmediatamente.
Por padecer situaciones de sufrimiento o de hipocresía los chicos sufren más. Para enfrentar esta situación, lo más importante es que haya un vínculo de confianza de padre e hijo.
Luego hay que generar un momento para que ambos puedan hablar. El niño, más allá de enterarse de la elección sexual de su padre, debe comprender en el mensaje que su padre o madre será feliz con ese cambio. Eso le generará tranquilidad. En el diálogo no hace falta entrar en detalles, de la intimidad de los padres hay cosas que los hijos no tienen por qué saber.
Lo que sí necesitan saber es cuáles son los canales por donde circula la construcción de la familia. Si bien un exceso de información nos tranquiliza como padres, a los hijos puede abrumarlos. Y para no olvidar: todo lo que se hable puede enojar o entristecer al otro, pero no hay que desesperarse. Nunca olvidar que lo no dicho enferma; por eso puede provocar un gran impacto, pero, finalmente, en muchos casos es confirmar algo que los chicos ya sabían pero que no imaginaban que era lo que tanto pensaban.
*Licenciado en Psicología, especializado en vínculos padres-hijos.
