Luego de la ceremonia en la Abadía de Westminster y los festejos en el Palacio de Buckingham, la boda real traspuso los límites geográficos de Inglaterra y tuvo réplicas en todo el mundo.
Una de éstas se sintió en Argentina, aunque puertas adentro de la embajada británica, donde la máxima autoridad local, Shan Morgan, abrió los amplios jardines para celebrar la unión entre William y Catherine Middleton con un frugal cóctel y posterior almuerzo.
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En el salón, cuidadosamente decorado, una banda en vivo, bocaditos calientes y buen champán animaron la llegada de los invitados bajo un cielo londinense y entre malos augurios meteorológicos.
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