Un leve olor a humedad todavía persiste entre sus recovecos, como si los últimos 200 años de la historia argentina también se respiraran. Sin embargo, todo es alta tecnología en el Museo del Bicentenario que la presidenta Cristina Fernández inauguró el pasado 24 de mayo, con un año de retraso.
El museo, emplazado atrás de la Casa Rosada, por debajo del nivel actual de las calles, ocupa el espacio exacto en el que estuvo el Fuerte de Buenos Aires a principios del siglo XVIII y la Aduana Taylor. Y mantiene los muros de ladrillo en pie de la construcción original de 1855.
Se trata de un edificio restaurado y recuperado "con rigor patrimonial arquitectónico y arqueológico", según dijo a la agencia Télam su director, Juan José Ganduglia. Esa esencia parece respirarse en ese aire denso de un edificio bajo tierra. Y eso que se trata de un espacio amplio, de 5.000 metros cuadrados, con algunos espacios con techos y paredes de vidrio que le dan una intensa luminosidad.
La propuesta incluye un recorrido por los 200 años de historia desde la Revolución de Mayo de 1810 hasta hoy, con un sugestivo despliegue sobre la actual administración kirchnerista que comenzó en 2003, con la presidencia de Néstor Kirchner.
Para cada etapa, se exponen numerosos objetos históricos, muestras arqueológicas, además de videos desplegados en pantallas gigantes y grandes televisores plasma, pantallas interactivas y fotografías. Todo ello con un impecable sistema de audio.
Por sus recovas, donde varios granaderos le agregan un condimento histórico, varios jóvenes del museo están atentos al requerimiento de cualquier visitante. Y claro, muy pendientes de que no se tomen fotografías con flash.
Así, se puede observar en exposición uno de los autos Justicialista Gran Sport, de 1954, además de algunos vehículos antiguos, entre ellos uno que utilizó Hipólito Yrigoyen. También hay varios afiches de Eva y Juan Domingo Perón, de Héctor Cámpora, y fotografías de las presidencias de Raúl Alfonsín, Carlos Menem y de Néstor y Cristina Kirchner. El retrato al óleo de Perón y Evita, hecho por un retratista franco-argentino para el ex presidente, ocupa un lugar central en este recorrido.
Otro de los elementos más destacados, es un pañuelo de Hebe de Bonafini manchado con sangre por los golpes que recibió en una de las manifestaciones. Además, se exhiben las imágenes de San Miguel Arcángel, que perteneció al antiguo Fuerte de Buenos Aires, y de la Virgen de Santa María del Buen Ayre.
También están en exposición el sillón presidencial utilizado por el presidente Santiago Derqui en 1860, un mueble elegido y comprado por Sarmiento en Nueva York en ese mismo año, y detalles caracteríticos de las vestimentas de Hipólito Yrigoyen y Arturo Frondizi.
La sección que cuenta la historia de los Kirchner en el poder está repleto de fotografías del matrimonio, además de un sillón utilizado por ambos en el despacho presidencial. Y el video que cuenta esta etapa es más que sugestivo: habla del "gran crecimiento económico" que se desencadenó desde 2003, se vanagloria de los logros de de Néstor y de Cristina, y destaca que su período es el "mayor ciclo de desarrollo en 200 años de historia nacional". Un detalle curioso: no hace ninguna mención sobre la muerte de Kirchner el 27 de octubre de 2010.
Los visitantes. Cuando Perfil.com lo recorrió, el viernes al mediodía, había varias personas visitando el lugar, incluido un grupo de alumnos de una escuela primaria. Otras tantas tomaban un café en su pintoresca confitería, adecuada a la estética del lugar y ubicada en una de las recovas: la entrada es un gran arco de ladrillos originales del edificio del siglo XVIII, con algunas rejas rememorando las estructuras de aquella época.
Frente a la confitería, un grupo de personas hace cola para ingresar al lugar donde se instaló el mural "Ejército Plástico", realizado por el artista mexicano David Siqueiros en 1930. Se trata de un mural que fue realizado en el sótano de la casa de Natalio Botana, por entonces director del diario Crítica. Durante 16 años estuvo albergado en cuatro contenedores en la localidad bonaerense de San Justo, por una disputa judicial, hasta que el gobierno lo expropió.
La entrada al museo es gratuita. Se puede visitar de martes a domingo de 10 a 18. La entrada es por Hipólito Yrigoyen y Paseo Colón. Un anticipo, en la galería de imágenes.