La querella que representa a los familiares de las víctimas de la tragedia de Cromañón pidió hoy
penas de 26 de prisión para el empresario Omar Chabán, el líder del grupo Callejeros, Patricio Santos Fontanet, y el mánager de la banda, Diego Argañaraz, por considerarlos responsables de los delitos de estrago doloso seguido de muerte y cohecho activo.
Como partícipes en ambos delitos en distintos grados de responsabilidad, la querella también pidió 13 años de cárcel para Raúl Alcides Villarreal, ex colaborador de Chabán, y 10 años para
el guitarrista de Callejeros Maximiliano Djerfy y el saxofonista Juan Alberto Carbone.
En cambio, solicitó un castigo dos años mayor para el baterista Eduardo Arturo Vázquez, que el mismo día de la tragedia dijo en una entrevista radial que la pirotecnia iba a ser "la frutilla del postre del recital". Mientras que a Villarreal lo consideró partícipe en aquellos hechos que derivaron en la muerte de 194 personas y 1524 heridos, a Djerfy sólo le imputó su participación en el estrago doloso y no en el cohecho.
Para los abogados acusadores, tanto Fontanet como Argañaraz tuvieron igual grado de participación organizativa y el mismo poder de decisión, pudiendo prever las consecuencias de lo que consideraron la causal del estrago, en particular el uso de pirotecnia dentro del local. Por eso junto con los integrantes del grupo Callejeros, se los acusó de haber permitido el ingreso de unas 6.000 personas la noche del 30 de diciembre de 2004.
Los abogados querellantes –en representación de la mayoría de los familiares de las víctimas—, José Iglesias y Beatriz Campos, iniciaron esta mañana su acusación con un pedido de condena para Chabán, los ocho miembros de Callejeros, Raúl Villarreal y para policías y ex funcionarios del Gobierno porteño que son juzgados en audiencia oral.
En un extenso alegato acusatorio de tipo técnico y ante una sala colmada de familiares que portaban las fotografías de sus seres queridos, los abogados destinaron la primera parte de la
exposición a describir los elementos probatorios, hechos y circunstancias que tuvieron "incidencia decisiva en el resultado y las consecuencias del incendio".
En ese marco, recalcaron que la organización del evento estuvo en manos de Chabán y Callejeros, mientras los músicos y su entorno se encargaron de la impresión y la venta de las entradas en los locales de la cadena "Locuras". Asimismo, señalaron que el remanente se vendió en Cromañón esa misma noche y que los testigos sostienen haber visto a Villarreal "rematando" localidades en la calle, cuando ya la capacidad estaba colmada.
Campos explicó que sólo en los locales de "Locuras" se expendieron en forma anticipada 2.700 entradas; que luego otras 315 se vendieron en la boletería de Cromañón más las que liquidó
Villarreal. Tras señalar que la capacidad del boliche de 1.031 personas al menos se triplicó esa noche, la abogada querellante reconoció que el número de invitados fue incalculable ya que había no sólo conocidos de los músicos, sino también de los encargados de seguridad y de otros vinculados con la organización.
En cambio, recordó los dichos de distintos testigos que citaron a Chabán asegurando que en el interior de Cromañón había 6.000 personas y el testimonio de un empleado de él que ratificó
que debía haber ingresado una cantidad similar "porque cuando había 4.000 se circulaba con normalidad por el local". "No se podía caminar, no se podía pasar ni para ir al baño, nunca vi tantas personas en Cromañón", aseguró en su momento el testigo Sebastián Sandoval.
Además, Chabán habría asegurado que podría producirse una tragedia "como en Ycuá Bolaños de Paraguay" o en la disco Kheyvis, porque "las puertas están cerradas" y "habló de muerte".
Villarreal también fue acusado de haber dado la orden de cerrar los portones de la calle cuando ya había ingresado la mayor cantidad de público con entradas, para tratar de evitar que se "colaran" quienes pugnaban por ingresar cuando ya había comenzado el recital de Callejeros.
Por su parte, también ratificó que Chabán fue quien cortó el sonido cuando se desató el incendio, lo que da cuenta de que "tenía el micrófono en la mano" pero no hizo nada en los minutos previos para impedir la tragedia. Poco después, "se cortó la luz y la sensación de inseguridad contribuyó a la desesperación" de quienes querían salir. Para colmo, "los matafuegos no andaban, las mangueras estaban pinchadas" y cuatro de las seis puertas-cine estaban cerrada con pasadores, tal como lo revelan las marcas de manos que en su desesperación dejaron las víctimas de la tragedia.
Asimismo, sostuvieron que existieron deficiencias en la habilitación y en los sistemas de seguridad de Cromañón, pero tanto Chabán como Villareal y los miembros de Callejeros
"conocieron los riesgos y los aceptaron". Es más, a través de distintos actos Chabán y Villarreal
empeoraron las condiciones de seguridad, mientras que los funcionarios involucrados "no hicieron nada ni adoptaron medidas concretas" para que la tragedia no se desatara.
Al describir detalles de lo sucedido el 30 de diciembre, Campos sostuvo que la seguridad y el control (palabras estas que definió como sinónimos) estuvieron a cargo de Callejeros que
contrató a un grupo de unas 30 personas, cuyo encargado era Lorenzo Bussi, mientras que a último momento Chabán contrató otras 4 para cuidar las instalaciones del local.
Al respecto, dijo que el control fue "de bastante intensidad" mediante el cacheo y la revisación de zapatillas y mochilas, pero que eso no impidió la "filtración de pirotecnia". Los querellantes ratificaron que el incendio fue provocado por el disparo de un artefacto de tipo "tres tiros o candela" que provocó un proceso de "combustión incompleta", por el cual en lugar de llamas los materiales comenzaron a emanar un humo tóxico y espeso.
Por otra parte, afirmaron que el vallado delante del escenario no estaba colocado como figuraba en la maqueta que se usó durante todo el juicio; que era de mayor altura y que eso incidió a la
hora de desatarse el incendio porque quienes vieron las luces de los camarines no pudieron atravesar la barrera. Campos apunto también a la ya tristemente famosa "salida alternativa" al reiterar que el grueso de la gente se amontonó cerca de lo que se constituyó en una trampa mortal porque tenía un cartel luminoso de salida de emergencia pero estaba cerrada con candado y alambre.
Una situación similar se produjo con una puerta ubicada en el CIP del primer piso que daba al hotel lindero, ya que mucha gente quiso salir por ahí y "estaba abulonada. Explicó que los bomberos y algunos músicos que ayudaron en el lugar desde el lado de afuera coincidieron en señalar que se tardó entre veinte y treinta minutos en abrir esa puerta, y detrás había una pila humana de más de un metro de altura.
Los acusados son, además de Chabán y Villarreal, los músicos patricio Santos Fontanet, el mánager Algañaraz, Djerfy, Elio Delgado, Eduardo Arturo Vázquez, Christian Torrejón, Carbone y
Daniel Cardell. También lo son los policías Carlos Rubén Díaz y Miguel Angel Belay, así como los ex funcionarios Fabiana Fiszbin, Gustavo Torres y Ana María Fernández.
FUENTE: NA