SOCIEDAD

Culpas mal asignadas

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Cuando se habla de factores geográficos que contribuyeron al desastre, se piensa en la lluvia y no en la cuenca, una topografía chata de drenaje difuso de una pampa cuya problemática caracterizó Florentino Ameghino hace más de un siglo. Por lo que centrar la mirada en sólo canalizaciones es un error conceptual. Hay que preservar la permeabilidad y la evaporación del territorio original a través de un uso del suelo restringido de las llanuras de inundación, que como pulmones procesan el exceso hídrico. Hoy colonizada por sesenta urbanizaciones cerradas, la cuenca baja del Luján yace estrangulada. La expansión agrícola en su zona media-alta, con técnicas que comprometen la absorción del suelo y canales informales que desplazan enormes volúmenes de agua durante el pico de las tormentas convierten las ciudades en trampas. No es culpa del calentamiento global: la ausencia de gestión se encarga de tornar el riesgo natural en desastre. Si se deja el territorio a merced del mercado los efectos son devastadores. En el boom de los countries, no hay contrapeso alguno a la privatización del espacio o la destrucción de su contenido como capital ambiental común. Las obras no solucionarán el problema si no se articulan desde una visión integrada.

*Licenciado y profesor de geografía (UBA).
Magíster Universidad de Nueva York.