Podría haber alcanzado con una máquina de cortar pasto, pero la solución fue mucho más extrema. A casi dos meses de la tragedia de Once, que se cobró 51 vidas y 700 heridos, TBA –hoy intervenida por el Estado y con los hermanos Cirigliano citados a indagatoria– vuelve a ser denunciada por el uso de glifosato, un poderoso herbicida que pone en peligro la salud de los vecinos.
Carlos De Federico, un empleado de construcción que vive cerca de la estación de Virreyes de la línea Mitre, en San Fernando, observó la semana pasada a "dos hombres con rociadores y trajes especiales acompañados de otro grupo sin equipo protector", sobre las vías.
"Lo olí al instante: era glifosato, tiene un aroma inconfundible, dulzón", relató. Desde TBA, Perfil.com obtuvo la confirmación de una fuente: “Sí, es glifosato. Se usó en el Sarmiento y se usa en toda la Mitre”.
Los vecinos de San Fernando están alertas. "Ya tuvimos cáncer en personas y animales por esto en el barrio, desde 2007 que tiran este veneno”, contó De Federico.
No es la primera vez que el uso del herbicida empleado para eliminar malezas y pilar del modelo productor sojero roza a la empresa de los Cirigliano. En febrero de 2009, el glifosato llegó a las vías ferroviarias detrás de la quinta presidencial de Olivos. En ese momento, los vecinos de Vicente López reportaron problemas de asma y un saldo de palomas y perros muertos en la línea y, como respuesta, el municipio prohibió por decreto el uso de agrotóxicos en espacios de acceso público.
En tanto, el blog Glifosato Buenos Aires denunció en septiembre de 2010 que se estaban realizando las mismas prácticas que ahora observó De Federico, pero sobre la línea Mitre en los barrios porteños Belgrano R, Coghlan, Villa Urquiza y Saavedra.
En julio de 2011, un extenso informe de Greenpeace afirmaba que el glifosato tiene efectos crónicos para el organismo humano como cáncer, defectos de nacimiento, daños neurológicos, necrósis y muerte celular en células embrionarias y placentarias. Pero TBA esgrimió que el químico está aprobado por el SENASA y otros organismos.
Una voz crítica también se alzó desde el CONICET con un estudio propio. El doctor Andrés Carrasco, jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA e investigador principal del organismo. En 2009 determinó que “concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión”. ¿El resultado en laboratorio? Microcefalia, especímenes de un solo ojo y deformidad craneofacial, entre otros.
Carrasco llevó sus teorías al Congreso el 11 de agosto de ese año, en una jornada organizada por la diputada kirchnerista Julia Perié (Misiones). Dos años antes había elevado un proyecto de ley de su autoría para prohibir el uso y la venta del glifosato a nivel nacional que, según allegados, “terminó cajoneado”.
Perié lo reintrodujo el 29 de marzo de 2012 en las Comisiones de Acción Social y Agricultura. “No sólo vamos por la prohibición sino que también estamos trabajando en otros dos proyectos, uno para recategorizar los agroquímicos y otros para concientizar y educar a los productores sobre su uso”, apuntó la diputada a Perfil.com.
¿Y qué dice TBA sobre su posible uso del glifosato? Absolutamente nada. Gustavo Gago, vocero de la empresa, no ofreció respuesta al cierre de esta nota ante los repetidos llamados y mensajes de Perfil.com.
(*) Especial para Perfil.com