Desde el lanzamiento del Plan Nacional de Entrega Voluntaria, que continuará vigente hasta septiembre de 2008, se destruyeron en la Argentina 70.000 armas.
Implementado por el Registro Nacional de Armas (ReNAr), el plan, que depende del Ministerio de Seguridad y Justicia, juntó desde el 10 de julio hasta el 22 de diciembre un promedio diario de 500 armas, con picos de 900. En total se recibieron además unas 50.000 municiones.
"Antes de empezar estimábamos que hasta marzo íbamos a recolectar unas 40.000 armas, pero ahora creemos que en ese momento vamos a estar muy cerca de las 90.000. Vamos a relanzar el plan y a extenderlo en lugares del Interior donde todavía no fuimos", explicó al diario Clarín el director del ReNAr, Andrés Meiszner.
Meiszner se refirió así a las provincias de Santa Cruz, Chubut, La Pampa, Santiago del Estero, Catamarca, Misiones y Formosa.
"Evidentemente hay una necesidad de la gente de sacarse de encima el problema que significa tener un arma. Es por eso que decidimos seguir, pero no queremos que el plan languidezca, se va a relanzar en marzo, con mayor publicidad. En del presupuesto 2008 hay 10 millones para el programa", agregó el director del ReNAr.
En la Argentina hay alrededor de 1.200.000 registradas. En el circuito ilegal la cifra es aún mayor: se calcula que más de dos millones alimentan el mercado negro. Desde 1997 más de 32.000 muertes fueron a causa del disparo de alguna de ellas.
Ampliación. Debido a los buenos resultados obtenidos durante el 2007, los canjes y las destrucciones seguirán haciéndose hasta septiembre todos los días de semana en las 12 sedes que tiene el ReNAr a lo largo de todo el país y en varias asociaciones de tiro.
El plan para la entrega es anónimo y prevé una amnistía para quienes entreguen sus armas, sin importar si tienen pedido de captura u otras irregularidades.
Por cada una que se entregue se recibirá, según el calibre, hasta 450 pesos que se entregarán mediante un cheque al portador que a cobrar en una sucursal del Banco Nación. Luego de ser inutilizada delante de su dueño, el arma terminará en una planta de fundición.
Fuente: Télam