Que digan lo que quieran los defensores del dormir mancomunado, pero intentar conciliar el sueño junto a un señor que ronca al lado o una esposa que se desvela en la madrugada, es imposible. No es reparador. No es sano. No es aconsejable. Pero sobre todo, será el motivo de discusiones, peleas y malos humores.
El Better Sleep Council de Canadá es una entidad dedicada a educar al público en la importancia del buen dormir. En 2007, costeado por la industria de colchones, realizó un estudio en el que participaron mil personas, que dio como resultado que uno de cada tres consultados consideraba que los hábitos de su pareja afectaban su sueño.
Otro estudio fue dirigido por el doctor Robert Meadows, sociólogo de la Universidad de Surrey. Basándose en 40 parejas se determinó que cuando uno de los integrantes de la pareja se mueve al dormir, hay un 50% más de probabilidades de que el otro miembro se vea afectado por trastornos en el sueño. Meadows aseguró que si bien "las personas actualmente creen que duermen mejor cuando están en pareja, las evidencias muestran lo contrario".
La tradición de la cama matrimonial comenzó con la revolución industrial, cuando las familias se mudaron a barrios sobrepoblados y ciudades con poco espacio para vivir. Antes de la época victoriana era común que las parejas casadas durmieran separadas. En la antigua Roma, la cama matrimonial era sólo un lugar para encuentros sexuales, nunca para dormir.
No son mayoría los que se animan a decirlo abiertamente. Pero cada vez son más los que se atreven a dormir en camas separadas o en cuartos distintos. Ahora en la farándula pareciera haberse puesto de moda la costumbre de las camas separadas o, por lo menos, se han decidido a hacerlo público.
Angelina Jolie y Brad Pitt no duermen juntos. La cantante brasileña Rita Lee, que lleva casi 30 años de matrimonio con su productor musical, Roberto Carvalho, duerme sola. Lo mismo que Madonna, cuando está en pareja. Incluso Nacha Guevara y Mirtha Legrand admitieron que el amor dura mucho más cuando se duerme en camas separadas. Y hasta se sabe que Jorge Luis Borges jamás compartió el sueño con María Kodama.
Parejas más jóvenes también adhieren a esta tendencia. El conductor televisivo Leo Montero aseguró que con su esposa duerme en habitaciones separadas porque “es nuestro momento de descanso, el resto del día somos re cariñosos”. Hasta el Ministro de Economía, Amado Boudou, en pareja con la periodista Agustina Kämpfer, confesó que sigue el mismo camino aunque se trató de "una expulsión por ronquidos".
El doctor Neil Stanley, especialista y creador del laboratorio del sueño de la Universidad de Surrey, explicó en el Festival Británico de Ciencia realizado el año pasado que compartir la cama puede causar estragos debido a los ronquidos y al constante robo de edredón. "Se trata de qué nos hace felices. Si durmiendo juntos, ambos lo hacen perfectamente bien, entonces no hay motivos para cambiar.
Pero no hay que temer al qué dirán. El tema es vencer los estereotipos y tratar de cambiar los propios prejuicios para lograr gozar de un mejor estilo de vida. Dormir en camas o habitaciones separadas no tiene porqué ser la antesala de la separación o el preanuncio de problemas maritales. Por el contrario, podría significar una mejor convivencia.
Seguí leyendo en Revista Mía