SOCIEDAD
Polmica por los dichos de Benedicto XVI

El aborto y la eutanasia en el centro del mandato papal

“El derecho a la vida” se convirtió en el tema principal de este pontificado. “¿Pueden los farmacéuticos negarse a prestar servicio?” es la pregunta ante las últimas declaraciones del Papa quien pidió que no se venda la pastilla del día después.

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| AFP

Roma - "El derecho a la vida" parece estar convirtiéndose en el tema principal del pontificado de Benedicto XVI. Ya varias veces durante su mandato el Papa expresó claramente la opinión del Vaticano respecto de temas controvertidos como el aborto o la eutanasia. Y en más de una ocasión denunció las leyes vigentes al respecto.

Ahora quedó en claro otra vez que de esta manera Joseph Ratzinger no se está haciendo amigos entre los ciudadanos y políticos más bien liberales. Su llamamiento a los farmacéuticos para que se negaran a prestar servicio por razones de conciencia desató una verdadera indignación en Italia. "Respetamos las palabras del Papa, pero su reclamo es imposible de implementar tanto en Italia como en cualquier otro país", sostuvo la Federación Italiana de Farmacéuticos Federfarma. También la ministra de Salud, Livia Turco, reaccionó de inmediato: "Este país debería aprender de una vez y para siempre: no puede ser que cada vez que el Papa diga algo se produzca un terremoto", dijo. Si un jefe de la Iglesia pone en duda las leyes, es su deber como ministra recordar que es el Parlamento el que tiene la soberanía en el país, añadió.

Los farmacéuticos deben vender los medicamentos recetados por los médicos. Y se acabó el asunto. Pero Benedicto lo ve de otra manera, al menos en lo que se refiere a la "píldora del día después" o la píldora abortiva RU 486, que pronto se podrá adquirir también en Italia. Los farmacéuticos deben tener la opción de no participar directa o indirectamente en la entrega de medicamentos que tienen fines claramente inmorales, "como por ejemplo el aborto o la eutanasia", sostuvo.

La vida debe ser defendida desde su concepción hasta su fin natural, y los medicamentos deben tener un papel meramente terapéutico. En ese sentido, los farmacéuticos deben tener un papel educativo, indicando a los clientes "las consecuencias éticas de la utilización de algunos medicamentos". Estas propuestas generan polémica en Italia incluso entre los más católicos. "Personalmente también estoy en contra de la 'píldora del día después'", dijo Maria Catena Ingria, una farmacéutica de Roma muy creyente. " Pero un farmacéutico no puede juzgar de ninguna manera las decisiones de otros. Hay leyes claras al respecto. Si el médico receta la píldora, debemos venderla. No podemos negarnos a prestar ese servicio". Después de todo, un farmacéutico no sabe qué hay detrás de una receta, si la paciente, por ejemplo, tiene problemas de salud o es demasiado mayor para un embarazo, agregó.

Con un subtono incisivo, el diario romano La Repubblica se preguntaba hoy: "Antes de ir a una farmacia, ¨¿deberíamos informarnos acerca de la orientación religiosa y moral del propietario, para evitar discusiones indeseadas sobre el sentido de la vida?". Muy diferente fue la reacción de Piero Uroda, el presidente a la Cámara Católica de Farmacéuticos. La posición del Papa contribuye a la protección de la vida, comentó. Y la "píldora del día después" no es un contraceptivo, sino un aborto, afirmó. Pero incluso más que el contenido de lo que dijo el Papa, a muchos les molesta la evidente intromisión del jefe de la Iglesia Católica en asuntos estatales. "Esta es otra etapa más en la larga marcha del Vaticano rumbo al interior de la vida pública en este país", comentó La Repubblica. Y la ministra Turco resumió: "La ley no prevé que alguien se niegue a prestar servicios por razones de consciencia, y creo que esa norma es muy sabia".