SOCIEDAD
La soledad de los tenistas est cambiando

El amor en los tiempos de grand slam

Australia fue escenario de romancesentre jugadores. Gisela Dulko y Fernando González acapararon todas las miradas. El noviazgo de Moyá con Penetta sigue firme.

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La pareja formada por Gisela Dulko y el chileno Fernando Gonzlez acapar todas las miradas en Melbourne | CEDOC

Melbourne (dpa) - Los responsables del circuito insisten en que el tenis está viviendo un momento dulce y los jugadores lo confirman con su tenis, pero también con el amor que circuló por las canchas del reciente Abierto de Australia, escenario de numerosos idilios entre jugadores y jugadoras.

Nada extraño. Casi todo el año viajando de un lado al otro del mundo, entrenamientos, partidos, mucho tiempo libre y siempre las mismas caras. Ante esas condiciones, ¿ qué mejor que buscar el amor en el propio circuito de tenis? ¿Qué mejor que encontrar un/una tenista con el/la que hablar de derechas, reveses, drops, tensión de raquetas y porcentajes de primer servicio?

El tenis, como otros muchos ámbitos, cayó en la endogamia.

"¿Por qué todas sus parejas son jugadores de tenis?", le preguntaron a Martina Hingis en Melbourne. "¿ Qué quiere, que me junte con un periodista?", respondió acertadamente la suiza.

Hingis fue una de las atracciones en el Abierto de Australia al pasear su amor con el checo Radek Stepanek, también jugador profesional. Radek, siempre atento, animó a su compañera durante sus partidos y entrenó con ella, congregando así a múltiples curiosos en las pistas secundarias del Melbourne Park.

No es la única pareja. La ya estable pareja formada por el español Carlos Moyá y la italiana Flavia Penetta sigue viento en popa. El austríaco Jorgen Melzer no tuvo la compañía de su novia rusa Anastasia Myskina, ausente por lesión.

Pero la que se está llevando más atenciones es la formada por el chileno Fernando González, auténticca estrella del torneo al sorprender llegando a la final, y la bella tenista argentina Gisela Dulko.

La buena actuación de González hizo que más focos se fijen en ellos. " La estabilidad personal también influye", aseguró el preparador físico de González, Carlos Burgos, sobre el éxito de González, que en Melbourne dio una nueva versión de sí mismo desde que trabaja con el técnico Larry Stefanki.

Gisela Dulko, Stefanki y Burgos sufrían en el box del Rod Laver Arena las victorias de González. Por si nadie se había dado cuenta de la presencia de Dulko el ex jugador Jim Courier, ahora entrevistador, dirigío toda su atención a ella. "¿Tiene algo que ver Gisela en tu buen momento?", le pregunta al chileno. " No sé, pregúntale a ella", le pasó la papa caliente de la pregunta.

Ella, modesta, responde que no. Al parecer, Stefanki tiene mucho más que ver. Dulko, sin embargo, no estuvo presente en la semifinal ni en la final para ver a su novio, por tener que viajar a Tokio para el torneo que se disputa esta semana. Lo malo de ser jugadora de tenis.

Además, continúan los rumores sobre una relación entre el estadounidense Andy Roddick y la rusa Maria Sharapova, acrecentados en el pasado US Open y ahora un tanto adormecidos.

Roddick y Sharapova son de los más deseados del circuito, según las encuestas. Además, Roddick tiene a su favor para ganarse el cariño de ellas la lástima que despertó tras ser vapuleado por Roger Federer en las semifinales y su flagelación pública en rueda de prensa.

El número uno, Roger Federer, también presume de estabilidad emocional con la ex jugadora Mirka Varinec, siempre en la sombra del éxito de su novio.

Y los jóvenes checos Tomas Berdych y Lucie Safarova son pareja dentro y fuera de la cancha desde que eran adolescentes.

Pero las relaciones entre tenistas no son nada novedoso. El estadounidense Andre Agassi y la alemana Steffi Graf formaron una pareja "top" hasta hace poco que sigue vigente una vez retirados.

En Melbourne se habló mucho de amor, aunque no fuera entre jugadores. La belga Kim Clijsters, ex novia del tenista australiano Leyton Hewitt, participó por última vez en Australia ya que a sus 23 años pondrá fin a su carrera de forma prematura a final de año. La razón es que quiere casarse, formar una familia y ser ama de casa. "Volveré pero a ver partidos con misniños", dijo una jugadora con la cabeza más fuera que dentro del circuito.

En tanto su compatriota Justine Henin no parece tan feliz. Se perdió el Abierto de Australia por su separación ya confirmada, pero volverá a jugar ya sin su apellido de casada. Quizá vuelva a encontrar el amor dentro de la cancha.