SOCIEDAD

El carnaval llegó a la cárcel de mujeres

Perfil.com vivió la murga y los tambores tras las rejas. Video.

Todo el color carnavalero, en prisión.
| Perfil.com

“Ahora chicas, ¡quilombo!”. Como un grito de guerra la profesora de danza del centro cultural que funciona en la Unidad Nº3 de mujeres de Ezeiza indica a las internas y al resto de la comparsa que llegó el momento de bailar con todo.

Detrás, un grupo de percusión con decenas de tambores va marcando el ritmo de los pasos y un poco más allá otras chicas alientan a sus compañeras.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El corso -medido, ajustado, contenido- es vigilado muy de cerca por una hilera de agentes penitenciarios. Así aparece el primer contraste de la tarde: los trajes coloridos de la murga versus el inevitable azul carcelario.

Después del desfile, sobre un escenario preparado por la Secretaría de Cultura de la Nación, llega el turno de Los Parraleños, que versionan cumbias que hacen delirar a las internas. "A ver cómo baila el pabellón 6", grita el cantante, mientras la multitud hace pogo y los vigilantes sacan fotos con sus celulares. Un nuevo contrapunto: la libertad de saltar, el delirio de sentirse libres por un rato rodeadas de alambres y policías.

La tarde va avanzando y las excepciones se incrementan: por esta vez las internas están en contacto con "los de afuera", se maquillan, hablan con decenas de periodistas, posan para las fotos como si fueran vedettes.

Sin embargo, una nueva contradicción flota en el aire: por un lado la alegría murguera, por el otro, lo inminente de tener que volver al pabellón cuando llegue la noche.

(*) De la redacción de Perfil.com