SOCIEDAD
LA DESOCUPACIN DEL PREDIO DE LUGANO

El casero del club Albariño: "Me robaron hasta el perro"

Miguel Torres vivió la dramática situación de la ocupación desde adentro. Su casa quedó rodeada por los usurpadores, fue amenazado y temió por su familia. Por qué dice que "casi nadie de los que ocupó necesitaba casa".

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Miguel Torres, el "casero" del club Albariño, empieza a recuperar su vida normal. Estuvo 15 días virtualmente preso en su propia casa, ya que los okupas del club lo tenían "prisionero" y el hombre sabía que si dejaba su casa "no iba a encontrar nada de nada". "Me robaron hasta el perro, me llevaron dos ventanales que tenía en el patio, me robaron la bicicleta, todo lo que había... menos mal que unos pocos ladrillos que tenía alcancé a meterlos adentro, si no se los llevaban también", dijo Torres esta noche en el programa de Gerardo Rozin en C5N.

"En el club hicieron un desastre, no dejaron nada, se llevaron los arcos, hasta el mastil de la bandera, rompieron todo...", lamentó Torres, agregando sobre el tema del perro que "era un cachorro que tenía de rottweiler que me había regalado el tesorero del club. Me había dicho acá tenés un buen perro, para que te ayude a cuidar el club y se lo llevaron estos delincuentes".

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"Esto fue lo peor que me pasó en la vida, nunca pensé que iba a vivir algo así, yo siempre decía que no le tenía miedo a nada, pero la verdad que estos 15 días tuve mucho miedo", señaló Torres, agregando que a su juicio, "de las 60 familias o más que tomaron el club, si el 3 por ciento necesitaba casa era mucho".

Para justificar esa impresión contó que la mayor parte de los okupas "se iban a la noche y venían a la mañana bañaditos, dejaban a gente a la que le pagaban para que les cuide el lugar, ahí había un gran negocio inmobiliario".

Recordando el momento de la toma del club, Torres contó que "eran poco después de la una de la mañana y escuchó chumbar al perro, salgo y cuando abro la puerta me encuentro con 10 tipos que me dicen 'negro, metete adentro porque te vamos a matar a vos y tu familia' , de ahí en más fue un infierno".

"Si me asomaba a la ventana me mostraban un revolver, después cuando iban 7 u 8 días empezaron a aparecer los periodistas y entraba gente de la comuna 8 que me ayudó mucho", precisó el casero del club Albariño, señalando que sentía "bronca, porque los periodistas estaban más interesados en dar crédito a lo que decían los usurpadores en vez de escucharme a mí que era una víctima de lo que estaba pasando".