Marcelo Urbano, un albañil analfabeto de Córdoba, pudo confirmar a los 58 años que es hijo de uno de los más importantes empresarios de la industria del vino en Argentina. Sin embargo, la vida del changarín fue muy distinta a la que llevaron sus hermanos, quienes nacieron rodeados de lujos y comodidades.
“Mi crianza fue muy triste, porque mi madre me dio a los tres meses, ya que era jovencita”, relató Urbano al programa Crónica Central de Canal 10 de Córdoba.
El albañil tuvo una vida más que difícil, se crió en el campo y desde muy chico tuvo que salir a hacer changas para poder sobrevivir, mientras sus hermanos biológicos viajaban por el mundo y aprendían idiomas, según expresó el abogado de Urbano, Federico Crucella, a medios locales.
A los 12 años de edad, Urbano comenzó a hacerse preguntas sobre su identidad, por lo que quiso conocer sus orígenes y encontrar a su padre, pero no sabía, en ese momento, que se encontraría debería luchar contra las influencias del poder y hermetismo de una de las familias más importantes de La Falda.
La madre de Marcelo tenía 21 años cuando trabajaba como empleada doméstica en la casa de una familia bien acomodada económicamente. “Lo que contaba mi madre es que, luego de una fiesta de Navidad, uno de los hijos de la familia entró al cuarto de ella y tuvo relaciones sin consentimiento. Ahí es donde queda embarazada”, narró el hombre.
Al tomar conocimiento del embarazo de la madre de Marcelo, la adinerada familia negó algún tipo de vínculo y despidió a la joven; casi 60 años después, la actitud de su padre biológico no cambió y continúa negando su paternidad.
Supo que no era su hijo, impugnó la paternidad, pero tendrá su apellido
El fallo judicial que destapó todo
Pese a que el origen del albañil era un secreto a voces que se intentó tapar, la Justicia Civil de la Nación ordenó tras años de litigios realizar un examen de ADN que terminó de confirmar que Marcelo es hijo biológico del reconocido magnate de la industria del vino.
El resultado del análisis de filiación devolvió un 99.7% de coincidencias, pero el empresario aún se niega a reconocer sus obligaciones. Por esto mismo y dadas las notables diferencias entre la vida que llevó Urbano con la que tuvieron sus hermanos, se inició un juicio por daños y perjuicios por cerca de 200 millones de pesos.
A los 58 años, le confirmaron que es hijo de un magnate: podría recibir una cifra millonaria
De igual forma, el hombre ya había intentado acercarse al magnate sin una denuncia de por medio. Cuando tenía 21 años, Marcelo buscó a su padre por Páginas Amarillas, logró contactarse y acordó una cita en Buenos Aires, pero el resultado fue muy distinto al que el albañil imaginó.
“Fue muy frío, negó ser mi padre y decía que yo iba por dinero”, contó Urbano. En ese sentido, el albañil manifestó que no tiene intenciones de reencontrarse con el millonario, pero sí quiere que conozca a sus hijos, porque, para ellos, es su abuelo.
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