Las pericias realizadas en el cuerpo de Ángel Soto, el camionero que embistió a un micro que trasladaba alumnos de una escuela porteña provocando la muerte de 12 personas, conducía borracho, según reconocieron fuentes judiciales extraoficialmente.
Los exámenes habrían determinado una alta proporción de alcohol en la sangre: 1,6 por miligramo. A los conductores profesionales no se les permite tener ni una gota de alcohol en sangre aunque, para los particulares, el límite aceptado es de 0,5 miligramos.
"Con esa dosis, el camionero estaría absolutamente incapacitado para conducir. Necesitará por lo menos de 15 horas de descanso para metabolizar y eliminar el alcohol. Tiene totalmente lentificadas sus respuestas. Por ejemplo, tarda tres segundos en aplicar el freno, en vez de uno", explicó Alberto Silvera, de la Asociación Luchemos por la Vida en declaraciones que publica el diario Clarín.
Soto y su acompañante, Hugo Albrecht, de 23, habían salido horas de Reconquista, en el norte de Santa Fe e hicieron un alto en la localidad de Vera, donde vieron en vivo, por televisión, el superclásico River-Boca.
Así lo confirmó al diario Página/12 Mariela Pintos, hermana de Norma Pintos, de 30 años, esposa de Albrecht. “Mi cuñado, que era hincha de Boca, la llamó a mi hermana, que es de River, para contarle que habían visto el partido. Hugo le hizo una broma, le dijo que disfrutara del triunfo.”
Además agregó que los choferes decidieron –en vez de continuar hacia Buenos Aires- emprender el regreso a Reconquista porque Soto se sentía mal. “Mi cuñado la llamó dos veces a mi hermana. Primero para contarle lo del partido y después, a eso de las nueve de la noche, para decirle que estaban regresando a Reconquista porque el chofer (Soto) se sentía mal”, dijo Pintos.