“Todos están conmocionados con el caso del ‘monstruo de Austria’, pero nadie sabe que aquí, en Mendoza, hay un caso tan horrendo como ese. Se trata de mi papá, que tiene siete hijos con mi hermana”. Vicente Calisaya, periodista de Cadena 3, escuchaba atónito del otro lado del teléfono. Era abril de 2008, y ese llamado que recibió fue la punta del ovillo, que terminaría un año después con la detención de un hombre llamado Armando Lucero, de 67 años.
Después de haber escuchado durante dos horas el relato del joven G., Calisaya decidió empezar a investigar la terrible historia. Prefirió no hacerla pública y recurrió a Ricardo Puga, diputado provincial y presidente de la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de Diputados. Entonces lo puso en contacto con el joven denunciante, de 37 años, casado y con dos hijos.
“Decidimos que lo mantendríamos en el más absoluto silencio porque había menores involucrados y hasta amenazas de muerte”, explicó a PERFIL el diputado, quien, en conjunto con la senadora Alejandra Naman, comenzó a investigar el hecho. Pronto descubrieron que no era la primera vez que el joven denunciaba a su padre, pero, según él mismo les explicó, “cada vez que llegaba una citación, mi mamá impedía la entrada del oficial de justicia para que no pudieran investigar”. Para Puga, esto evidenciaría la complicidad de la madre de la víctima, quien tendría “un pacto de silencio con su marido, porque había tolerado toda una vida de vejámenes”.
Después de una larga investigación sobre la situación de abuso que se vivía en esa casa de Patricias Mendocinas, la víctima, de 35 años, fue citada por el Tribunal de Familia. Si bien en un principio negó la situación, cuando se le insinuó que sus hijos corrían peligro de sufrir lo mismo que ella, se quebró y confesó el calvario en el que vivía desde sus ocho años.
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