A diferencia de lo que sucede con otras sagas –como Star Wars o las películas de superhéroes de Marvel o DC Comics–, en Harry Potter todo es personal: la misma J.K. Rowling es la dueña absoluta de la historia. Ella es quien tiene la decisión final de hacia dónde irá narrativamente el universo Potter, y además, es quien escribe los guiones de la película y la obra de teatro. Quizá en algún momento lo tercerice, o tenga que ver qué pasa si los personajes regresan como adultos y elegir a nuevos actores para que den vida a los personajes. Es que en este tipo de franquicias como la gran apuesta de Warner por el mundo fantástico de Harry, el verdadero negocio es el merchandising asociado, pero eso se mueve en la medida en que cada equis cantidad de años, la marca se “calienta” con algún lanzamiento. Es lo que necesita esa maquinaria para no oxidarse. Y la discusión de fondo empieza a ser cómo se adquiere relevancia. Para eso, los lanzamientos se convierten en eventos multiculturales, y lo más interesante es que empezó a verse en los elencos a personajes de una gran diversidad étnica, incluidos asiáticos y latinoamericanos.
* Productor de cine.
