Santiago Da Bouza camina tomado de la mano de su novia mientras recorre el shopping del barrio porteño del Abasto. Mientras un camión del Servicio Penitenciario Federal lo espera afuera, él se convierte en un visitante más por unas horas, e intenta perderse entre la gente para disfrutar de esa salida, la segunda en lo que va de la semana.
Este joven de 33 años está preso desde hace diez en la cárcel de máxima seguridad de Devoto por haber asesinado, con la complicidad de su hermano Emanuel, a su padre Ramón Da Bouza –ex gerente de Techint– en 1998. Santiago recibió a Perfil en el marco del estreno en cines del documental No ser Dios y cuidarlos. Estudiar en la cárcel, que relata y muestra la vida de los presos dentro del Centro Universitario de Devoto (CUD), que él preside. En esta entrevista, la primera que brinda a un medio gráfico desde que fue detenido, aclara que prefiere no hablar de su pasado.
— ¿Cuándo empezaste a estudiar en la cárcel?
—Vivo en el CUD desde 2002, cuando empecé a estudiar. En ese momento vi la luz, sentí que convertí la derrota en victoria, aprendí a aprovechar el tiempo y hacerlo productivo dentro de la cárcel, algo que no es nada fácil. Cuando llegué a Devoto veía todo gris y estaba en tinieblas, pero gracias al centro universitario hice un gran cambio y me di cuenta de que no todo estaba perdido.
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