SOCIEDAD
EXCLUSIVO DE PERFIL.COM

El "Pollo" Sobrero muestra el veneno que TBA esparce en las vías

Casi mil litros de glifosato en un depósito de la empresa en Haedo. El testimonio de dos empleados que lo usaron. Cuando Schiavi se enteró del problema. Fotos. Galería de fotos

El sindicalista ferroviario fotografió los bidones de glifosato que usa TBA.
| Cedoc - Gentileza Pollo Sobrero para Perfil.com

TBA tiene glifosato. El lunes último por la tarde, cerca de 50 bidones de 20 litros cada uno de Roundup Full II –producido por la firma multinacional Monsanto y cuyo ingrediente activo es el herbicida– ocupaban su lugar en el depósito de Distrito de Limpieza de la línea Sarmiento, a pocas cuadras de la estación Haedo. Sin embargo, a la mañana siguiente “las levantaron todas”, contó a Perfil.com Rubén “Pollo” Sobrero, delegado de la Unión Ferroviaria: "Alguien movió el avispero. La empresa tiene miedo".

Sobrero mismo tomó las fotografías que ilustran esta nota y que prueban el uso por parte de TBA de un químico acusado por varios expertos alrededor del mundo de producir cáncer y malformaciones genéticas en seres humanos. Y su uso en el Sarmiento ya fue registrado: en 2011, una investigación publicada por Universidad Nacional de La Matanza afirmó que la línea recibía aplicaciones cada 20 días.

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Para Sobrero, el problema es de larga data: “Esto se usó por años. La razón es sencilla. En verano, por ejemplo, cuando el pasto crece más, es más fácil y barato tirar glifosato que tener un montón de tipos cortando el pasto”. Tanto Sobrero como otros trabajadores del Sarmiento indican como responsable del uso del químico a Express Wash SRL, una firma tercerizadora empleada por TBA, registrada ante la AFIP en el rubro de servicios de limpieza de edificios.

“Los compañeros lo resistieron mucho. Cuando se hizo el pase a planta y se acabaron las tercerizaciones tras la muerte de Mariano Ferreyra no se aceptó volver a aplicarlo. La empresa lo pidió varias veces, pero los compañeros se negaron”, contó el gremialista a este portal.

Los reclamos de Sobrero y el personal sobre el uso del glifosato no cayeron en oídos de TBA únicamente. El ex secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi –hoy citado a indagatoria por la tragedia de Once– también se enteró del problema.

“El año pasado tuvimos una reunión con Schiavi y le mencionamos el tema. Nos dijo que no había problemas con el glifosato, que no era cancerígeno. Ahí le explicamos que al matar la planta, el químico mata las raíces que sostienen la tierra bajo las vías. Schiavi, que es ingeniero agrónomo, cuando escuchó eso se interesó. Pero no pasó nada”, afirma el sindicalista.

Dos trabajadores de TBA –que accedieron a hablar con Perfil.com bajo estricto anonimato– relataron la forma y las consecuencias del rociado de glifosato. El primero apunta: “Lo rocié por pocos meses. Pero no era nada lindo. La respiración se me cortaba, en la piel me salían zarpullidos. Uno de los muchachos se desmayó una vez tras un rociado. Te daban el traje protector y la mochila a motor para pulverizar, salíamos de a tres y consumíamos en un día de laburo cuatro bidones de 20 litros diluídos en agua. Los vecinos salían con cámaras de fotos a escracharnos e insultarnos”.

Su compañero tiene un relato similar: “Tiré por cuatro años y lo hice hasta en la Mitre, de Retiro hasta Olivos. En Retiro nos agarró la policía una vez y tuvimos que descartar todo. En TBA nos decían que no era cancerígeno, que no pasa nada. Me hizo bolsa la vista”.

Las sospechas del uso del glifosato permanecen sobre la línea Mitre, con denuncias de los vecinos de Virreyes y las cuadrillas de limpieza con su base en la estación de Olivos. Ahí, un trabajador desliza: “No te lo confirmo ni desmiento. El convenio colectivo de trabajo dice 'fumigación'”.

Residuos. ¿Qué ocurre con los bidones de glifosato cuando quedan vacíos? Esos residuos aún contienen trazas de sustancias tóxicas y su tratamiento para desecharlos requiere especial cuidado. Pablo Grosso, ingeniero agrónomo y director de gestión tecnológica de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes, explica el protocolo recomendado.

“Se basa en la norma IRAM 12062 y en el triple lavado del recipiente. Así se asegura remover el 100% del principio activo. Luego el recipiente debe ser perforado, llevado al centro de acopio más cercano –pueden ser municipales o privados– y de ahí se retira para ser reciclado en productos como conos de ruta o lomos de burro. El uso urbano o doméstico debe observar las mismas reglas que el uso agroindustrial”, afirma Grosso que apunta un total de 180 a 200 millones de glifosato vendidos anualmente en el país.

A todo esto, una fuente de TBA indica: “La empresa tiene contratado un servicio de residuos industriales. Pero los bidones no los lavan”. El sindicalista Sobrero responde: “¿Que si se hace en la empresa? ¿Vos me estás cargando?”.

(*) Especial para Perfil.com