El que quiere celeste

A los 26 años, Celeste Montanari terminó la universidad (es licenciada en Ciencias de la Comunicación) y convive desde hace dos años con su novio. Se hizo de cierta fama al participar en el reality show El Bar, donde habló públicamente de su condición.

Es que Celeste nació como Carlos, con genitales externos masculinos no desarrollados del todo. Desde el principio, los médicos dudaron. “Cuando crecí, mi familia vio que yo tenía actitudes de nena en todo sentido. Fui al gabinete psicológico. Ahí mi familia tomó el recaudo de mandar a analizar mi sangre en Portland (Estados Unidos). Y salió que era un problema de nacimiento (tengo cromosomas XXY, síndrome de Klinefelter), pero mis hormonas son en un 80% femeninas”, relata Celeste. “Los médicos no ayudaban mucho en ese entonces, algunos me querían dar tratamientos para masculinizarme, pero yo nunca quise hormonas. Aprendí inglés para leer libros de medicina con información sobre lo que me pasaba. A los 13 años me salieron las lolas y me tenía que fajar. De todos modos, mis padres siempre hablaban con los docentes y el rector, para que me dejaran ir en jogging o no tener que hacer educación física a la par de los varones”, sigue Celeste, muy agradecida a sus padres.

“Desde muy chiquita entendí que yo era quien era, pero que tenía que tener cuidado, tomar recaudos, tener paciencia para explicar y no asustar para que no me excluyeran”. ¿Y ahora? “Me quiero operar porque, aunque puedo ser feliz así, hay una incomodidad que te la demuestra el espejo cuando te terminás de bañar. No tengo útero ni ovarios pero sí glándulas mamarias, voz femenina. Quiero ser una mamá, adoptar a mis hijos, pero antes tengo que sentirme cómoda físicamente porque no quiero ocultarles nada. Por eso estoy averiguando en una clínica de Londres. El problema es que sale 30.000 dólares”. Mientras tanto, Celeste se define como transexual y, a la hora de mostrar el documento, saca el papelito de Portland donde figura su estado hormonal: 80% femenino.