Chiba, Japón.- Exhibirse al volante de un automóvil de lujo europeo sigue siendo sinónimo de refinamiento y elegancia en Japón, donde las ventas de Mercedes, Audi, Maserati, Porsche, Bentley y Ferrari se mantienen firmes pese a la caída del mercado automotriz nacional.
Los autos de importación representan sólo 5% del mercado japonés, pero se trata sobre todo de vehículos de alta gama, en particular alemanes. Algunas marcas europeas como Volkswagen, Peugeot o Fiat, mucho más caras que las japonesas, son consideradas delujo en Japón aún si en su país de origen no cuentan con esa imagen.
"Conducir un auto europeo da un cierto estatus. Muestra que uno tiene dinero pero que tiene también la cultura de occidente", explica Alessandro Saita, responsable en Japón de la prestigiosa marca Alfa Romeo, del grupo Fiat.
"Entre constructores europeos con frecuencia nos intercambiamos los clientes. Tenemos más o menos un grupo de 250.000 a 280.000 personas que compran siempre marcas extranjeras, que pasan de BMW a Mercedes, a Alfa Romeo y después a Peugeot. Vienen hacia las marcas extranjeras como van a Vuitton, Gucci o Prada", agrega.
Las ventas de las marcas automovilísticas de lujo bajaron fuertemente en Japón tras la explosión de la burbuja especulativa inmobiliaria en 1990, año en que Rolls Royce vendió 518 vehículos en el archipiélago (contra 54 en 2006). Pero mientras el mercado japonés no deja de contraerse (2,2% en 2006), la mayoría de los constructores de alta gama se benefician de ventas con una fuerte alza: 9% para BMW en 2006, 8% para Mercedes e incluso 108% para Aston Martin, 51% para Bentley o 16% para Lamborghini. Lexus, la marca de lujo de Toyota, triplicó sus ventas en 2006 respecto a 2005, año de su introducción en Japón.
Lamborghini vendió en el archipiélago uno de los veinte ejemplares de su exclusivo "Reventón", nombre que retoma el de un toro famoso por haber matado a un torero mexicano en 1943, y que se vende a un millón de euros más impuestos. "El mercado del gran lujo está en plena expansión en Japón y no parece que esto vaya a terminar pronto", explica Carlo Zambotto, representante de Lamborghini en Japón.
Los japoneses prefieren también los automóviles que, sin ser de lujo, se distinguen por su carácter, como el Mini Cooper, que ha tenido un gran éxito con más de 13.000 unidades vendidas en 2006. "El Mini Cooper se adapta bien al mercado japonés por su tamaño, su diseño y su colorido. Un auto a la vez pequeño y de buena calidad corresponde perfectamente al gusto japonés", asegura Yuichiro Ito, director de la división Mini en BMW-Japón.
Es con esta idea en mente que Audi presentó, en ocasión del salón del automóvil Tokio Motor Show, que se lleva a cabo en Tokio hasta el 11 de noviembre, su modelo "Metroproject Quatro", un vehículo mini de prestigio. Fiat, por su lado, apuesta fuerte con el próximo lanzamiento en Japón de su nuevo Fiat-500.
Además de disponer de los recursos financieros, otro factor que incita a los ricos japoneses a comprar autos de lujo es la baja tasa de criminalidad en el país, agrega por su parte Zambotto. "Cuando un auto de lujo se detiene en la calle la gente lo mira y le hace fotos, pero se mantiene a distancia.
En Europa, dejarían marcas de manos por todas partes o incluso rayones. El japonés es pacífico y respetuoso, eso tranquiliza a los propietarios de autos", concluye el director de Lamborghini.