“Llevamos más de tres meses sin tener relaciones sexuales y no tengo ganas de intentar dar vuelta la situación. No hay sorpresas y ya conozco de memoria cada movimiento. Para estar con él pienso en otro hombre”, se queja Malena, de 35 años, que hace más de cinco que convive con su pareja. Según los expertos, las consultas de mujeres por falta de deseo, desgano o aburrimiento sexual son cada vez más frecuentes y por eso ya se ganaron el mote de “especialistas en techo”.
“Ellas suelen ser muy gráficas cuando hablan de la desidia en la cama. Confiesan que su marido ya no las excita más y dejan que él se satisfaga sexualmente mientras miran el techo esperando que termine de una buena vez”, explica el doctor Hugo Marietan, médico psiquiatra de la Universidad de Buenos Aires. Y agrega: “Es un desgaste de la erotización que suele suceder entre los 30 y 35 años en relaciones largas, por lo general se manifiesta con el aumento de excusas para evitar el acto sexual, las sobreocupaciones o las ‘llegadas tarde’”.
El hastío aumenta cuando a sus parejas parece no importarles que esa actitud se haga rutina. “En la mujer, la necesidad de conexión afectiva es más fuerte que en el hombre, que es más disociado sexualmente, y por eso, aunque saben que ella está mirando el techo, siguen como si nada”, dice Pedro Horvat, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Son pocas son las parejas que buscan revertirlo y a veces la desidia gana un lugar preponderante entre las sábanas. “La mayoría acepta el progresivo empobrecimiento de su vida sexual como algo natural, y esto está acompañado de una imagen sensual que se deteriora con el paso del tiempo”, agrega el psicoanalista.
Lea la nota completa en la edición de hoy del Diario Perfil.