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El Yabrán de los cartoneros tiene una 4x4, tres galpones y camiones con grúa

Carlos Robella comenzó a cartonear en el 1989. Hoy es un " empresario de la basura". "El Gomita" se niega a decir cuánto gana y asegura que no acepta cosas robadas.

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| Santiago Cicchero

“El cuerpo tienen su orden, su tiempo, sus condiciones internas, sus elementos constitutivos, cuerpo del ejercicio y del encauzamiento útil.” Michael Foucault habló así de las inscripciones que se develan en el cuerpo. Es que los gestos y los rastros del tiempo forman un lenguaje corporal: “¿Ves esta cicatriz que tengo en el hombro? Es de cargar bolsas con vidrio, eso no se olvida... ¡Yo no soy un ejecutivo!”.

Carlos Robella es hoy lo más parecido a un empresario del “circuito cartonero” de la localidad bonaerense de Garín. Es “ el Gomita”. Entre los miles de recicladores que gastan sus zapatos por la provincia de Buenos Aires y Capital Federal, se sabe que es el que tiene la justa. Su hermano Miguel es quien “ cuida el kiosquito” y se maneja como el capataz número dos del enorme galpón que viste al barrio. Se comunican por handy y nunca parecen perder la conexión y el control. No quieren hablar de cuánto ganan y dicen: “Invertimos 10 para sacar uno”, en un galpón con una capacidad de procesamiento de más de 7 toneladas y 300 clientes por día. Se apartan para hablar en privado, desconfían mientras miran con ojos nerviosos.

—¿Siguen juntando cartones?
Carlos
: No, ya no.

Todo comenzó en el año ’89 cuando “el Gomita” perdió su trabajo de albañil y arrancó con su carro. “Compraba al menudeo para después vender a las fábricas.” Hoy realiza el mismo proceso pero a gran escala, sin cartonear y al mando de una camioneta 4x4. “Empezamos con metro y medio de pared y fuimos construyendo las paredes porque la Municipalidad obliga a cerrar el lugar. Fueron tiempos duros donde no nos comprábamos ni una remera y dormíamos en el piso.” ¿La diferencia con quienes hoy tienen sus carritos y les venden la recolección del día? “No la tiramos ni la tomamos. Hoy la gente habla de nosotros porque ven la bolsa llena con tres galpones, pero no vieron cuando estaba vacía”, contestará enérgico Miguel.

Tres galpones, camiones con grúa, gente entrando con cartones y saliendo con dinero. ¿Hay una mafia cartonera? “¿Cuántos galpones van a tener como nosotros el certificado de habilitación como depósito de chatarra? Todos los que vienen acá saben que nosotros limpiamos lo que nos ensucia”. Lo sucio y lo malo tienen una definición para “el Gomita”: “Hay dos clases de personas en los cartoneros, el bueno y el malo. El primero es el que quiere trabajar y es buena persona, el malo es el que no tiene un mañana, te agarra picaportes, semáforos, cables de teléfono, manijas de bronce, placas del cementerio”. Los hermanos dirán que uno de los ingredientes de su éxito es que ellos no aceptan cosas robadas y son más o menos justos con los precios.

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