Luego de una inundación, como la que vivió el pueblo de San Antonio de Areco el pasado 26 de diciembre consecuencia del desborde del río, uno de los aspectos centrales que comienza a tomar relevancia es la situación sanitaria, además del miedo a que una nueva inundación se repita como consecuencia de la falta de un sistema hídrico adecuado.
En relación a la probabilidad de que la basura y la humedad se conviertan en foco de enfermedades, el ministerio de Salud bonaerense envió un equipo de medicina preventiva y saneamiento. El equipo de Epidemiología del Ministerio de Salud comparará los motivos de consulta de este mes con los realizados en mismo período del año pasado: así determinarán las consecuencias de la inundación.
Con respecto a qué va a pasar en un futuro, los pronósticos que indican que enero será un mes lluvioso, los polémicos canales ilegales que los ruralistas realizaron en los campos aledaños, una mala estructura hídrica y el deterioro del terraplén, que contenía el caudal del río hasta que la inundación lo corrió de lugar, dejan un margen importante a la incertidumbre y el temor.
Paso a paso. Apenas comenzó a subir el agua, la salud de los pobladores pasó a primer plano para las autoridades médicas locales. “En principio, lo que se trató de hacer fue salvar vidas”, expresó en diálogo con Perfil.com el doctor Leonardo Giorgi, Director del hospital Emilio Zerboni. Una vez controlada la situación inicial, el desafío cambió.
Cuando el agua empezó a ceder, la preocupación derivó en las enfermedades que producen la humedad y el agua estancada. En primer lugar, se centraron los esfuerzos en prevenir cuadros como la gastroenterocolitis y la hepatitis A. También se buscó controlar aquellas enfermedades infecciosas trasmitidas por vectores e insectos, como el dengue. Además, se instaló una planta potabilizadora y se proveyó de agua apta para el consumo a todos los pobladores.
“Se comenzó a monitorear el agua de red, se entregó de forma masiva repelentes y se fumigaron por medio de vehículos todos los barrios, tanto los afectados como los que no se inundaron”, detalló Giorgi. Frente al desastre “ se actuó rápidamente”, agregó. “Al día siguiente de la crecida estaba todo el sistema armado. Como el ingreso al hospital quedó anegado, se montó en el gimnasio la guardia interna del hospital con médicos clínicos, pediatras y generalistas”, recordó.
Futuro incierto. “ En líneas generales la preocupación mayor tiene que ver con qué va a pasar si vuelve a llover”, contó a Perfil.com el periodista Daniel Bosco, propietario de radio FM Sol y Canal 4 de San Antonio de Areco. Es que, como consecuencia de la crecida del río, el terraplén que filtraba la corriente por el lugar que correspondía se socavó y se corrió de lugar, por lo que ahora el caudal de agua comenzó a pasar por arriba. De hecho, hace unos días, con las insistentes lluvias, el río volvió a salir de su cause y 25 personas que viven cerca de la zona debieron volver a evacuar.
Ante la pregunta sobre el por qué llegó a la ciudad tanta agua de golpe, un hecho que en Areco no tenían antecedentes, Bosco enumeró algunas causas: la incapacidad del terraplén para contener el agua, los canales de los campos -”todos siempre creímos que eran cuatro o cinco y se denunciaron 25”- y la falta de un sistema hídrico adecuado.
Sobre este último punto, hace alrededor de 16 años existió un intento de armar, a partir de un trabajo coordinado entre vecinos y autoridades, un sistema hídrico adecuado. “A raíz de una inquietud de los vecinos del barrio Canuglio, que siempre se inunda, se comenzaron a hacer estudios, se convocó a la autoridad del agua -dependiente de la provincia de Buenos Aires- y se completaron todos los pasos”, detalló Bosco. Sin embargo, a la hora de realizar la obra, la plata no apareció.
“Siempre vamos detrás de lo que paso . Esto se podría haber prevenido, porque hace 16 años ya se hablaba de esto. La plata que hoy hay que usar para hacer asistencialismo hubiera sido el mismo dinero que se podría haber utilizado en ese momento para prevenir esto”, concluye Bosco, con indignación.
Volver a empezar. Para volver a la normalidad, los habitantes de Areco deberán armarse de paciencia. “Nos va a demandar mucho tiempo volver a sentir que estamos viviendo igual que antes”, explicó Bosco, quién también sufrió la inundación dentro de su casa.
En el plano económico, el periodista cree que la reactivación del ciclo económico no se verá hasta por lo menos dentro de seis meses, y que todo va a depender de la situación rural. “Por ahí estamos protestando contra el campo por lo que generó, pero si a ellos les va bien... el campo es el motor de todo esto”, argumenta Bosco. Una verdadera paradoja.
(*) de la redacción de Perfil.com
