SOCIEDAD
diversion para adultos

Experiencias virtuales: se puede jugar al golf, pilotear un avión y autos de carrera

Simuladores replican a la perfección estas actividades deportivas, pero a través de pantallas envolventes.

Drive. Green Club es el primer centro urbano de golf de Latinoamérica. Sus pantallas ofrecen una visión de 150 grados.
| Gentileza Green Club

Salir de la oficina para subirse a un Fórmula 1 o jugar un partido de golf en pleno Microcentro ya no es imposible. Tampoco el sueño de comandar un avión Boeing 737 sin ser piloto. Eso sí; sin despegar de la Tierra. Hoy, cada vez más personas pagan para usar o regalar experiencias virtuales, en simuladores que replican casi a la perfección la adrenalina de una actividad auténtica, pero a través de la pantalla y cerca de casa.

“Nunca tuve la posibilidad de ser piloto profesional por un tema de costos. Pero esto es lo que más se asemeja a subir a un auto de carreras; es muy real”, cuenta Javier Retamero (33), empleado administrativo y aficionado al automovilismo, que acude solo, compite con amigos o con pilotos profesionales en Racepoint, un local de simuladores de manejo. Con movimiento dinámico, tres pantallas y comandos idénticos a los reales, las máquinas imitan la emoción de una pista de máxima velocidad. Pero en un mundo virtual.
Según explica el dueño, Juan Pablo Bonomo, la idea de fabricar simuladores para alquilarlos por hora y venderlos surgió de casualidad, cuando armó uno por diversión y sus amigos le recomendaron iniciar el negocio. Enseguida, lo publicó en un sitio de compra-venta de internet y, pronto, por la demanda, dejó su trabajo para dedicarse a la industria de las experiencias virtuales. “La mayoría de la gente que viene se sorprende, porque no saben que existía algo así. El negocio viene creciendo y ahora estamos por incorporar dos equipos más”, asegura. Un módulo de dos horas de carretera virtual cuesta alrededor de 200 pesos y hay distintas opciones de autos para elegir.

La idea de una experiencia de este tipo es brindar todas las sensaciones de un deporte o una aventura extrema, de la forma más real posible, pero sin riesgos y en forma accesible para cualquiera. Y cada vez hay más opciones para elegir en la Ciudad. En Green Club, por ejemplo, la propuesta es practicar golf en tres pantallas envolventes, con una visión de 150 grados y a metros del Obelisco, en el tercer subsuelo del Hotel Panamericano. “Es como un sueño hecho realidad, jugar en las canchas más famosas del mundo sin moverse de la City”, anuncian. Según explican desde la empresa, el golf virtual comenzó en grandes ciudades del mundo, como Nueva York, Londres o Madrid, y en Buenos Aires tiene cada vez más adeptos, hombres y mujeres. Una hora de simulador puede costar desde 135 pesos, y el plato fuerte es el after office: grupos que salen de trabajar y practican los golpes entre picadas y servicio de lunch.
Para los amantes de las alturas, en Munro, el centro de formación aeronáutica ASG Training Center tiene varios modelos de naves y jets profesionales, con tablero, cabinas y efectos visuales ciento por ciento realistas. Todas las semanas, además de alumnos, reciben aficionados, ansiosos por sentirse pilotos de línea aérea aunque sea en forma virtual.

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Regalos. Como indican desde las empresas, el boom de ventas se da en las fechas clave como Navidad, San Valentín o el Día del padre. Es que cada vez más personas compran las experiencias para hacer un regalo original a su pareja. “Hay una tendencia muy marcada en todo lo que tiene que ver con tecnología, y la realidad virtual llama mucho la atención”, indica Débora Epifanio, gerente de marketing de Big Box. Allí, se pueden comprar paquetes de regalo con distintas opciones de aventuras para elegir, incluidas las virtuales que van desde los 500 pesos. Según indican, las atracciones tecnológicas más pedidas hoy son los simuladores de vuelo y de Fórmula 1, y, aunque la mayoría de los usuarios son hombres de entre 25 y 35 años, actualmente hay más mujeres que se animan a probarlas.