No cabe duda de que capacitar a los choferes de camiones es una tarea imprescindible y fundamental para la prevención de accidentes del tránsito. Pero también muy costosa. Cada vez más. Por lo menos así lo demuestran algunas cifras. Los fondos que recibe el sindicato de Hugo Moyano, en el marco del Régimen de Fomento a la Profesionalización del Transporte de Carga (REFOP), pasaron de $ 7,3 millones en 2003 a cerca de $ 261 millones en 2005, creciendo así un 3.400 por ciento.
Este subsidio a los transportistas de cargas sale del Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte, creado en 2001 con la finalidad de realizar compensaciones tarifarias a los concesionarios viales y financiar obras de mantenimiento de los corredores concesionarios con lo recaudado por la tasa del gasoil. Dentro de las diversas mutaciones que registró el destino de este fondo, en 2003 se creó el REFOP para subvencionar la capacitación de los camioneros. De enero a septiembre de este año, ya se destinaron alrededor de $ 171 millones.
Entre el examen psicofísico, a cargo de la obra social del gremio, y la preparación técnica, en manos de la Fundación para la Formación Profesional del Transporte, el conductor tiene que pagar $ 56. El resto del dinero lo aporta el Estado nacional a través del REFOP.
En julio de 2006, el juez federal Sergio Torres inició una investigación sobre el manejo del fondo fiduciario, después de que la Auditoría General de la Nación (AGN) presentara un informe sobre la falta de controles en los subsidios a los transportes de cargas, de pasajeros y ferroviario.
El número de choferes que realizaron el curso de capacitación es llamativamente bajo. Sólo 172 mil de los que manejan los cerca de 310 mil camiones de carga que circulan por las rutas argentinas. Sin embargo, la suma destinada a ese fin es cada vez mayor. El manto de sospechas, también.