La guerra contra el COVID-19 que ha comenzado en nuestro país a partir de marzo, cinco meses después sigue sin descanso para aquellos que se encuentran en la primera línea.
Entre ellos, el sector de la salud es uno de los más expuestos ya que la cifra de contagiados asciende a 17.000 y el virus se ha llevado la vida de 60 trabajadoras y trabajadores de la salud en su lucha por cuidarnos.
Según los datos relevados por la Federación Sindical de Profesionales de la Salud, el 67% de los contagios se ha producido en mujeres, mientras que el 63% de las muertes afectaron a varones.
Insistir en cifras no es en vano, si detrás de ellas entendemos que existen personas que día a día, a pesar del cansancio, el agotamiento y la falta de insumos de protección para el complejo trabajo que les toca, ponen sus cuerpos al servicio de la ciudadanía y que a medida que crecen los contagios, se reduce la cantidad de recursos humanos para el sistema.
Por ello, es perentorio no olvidar que no hay vida que pueda protegerse y cuidarse sin el sostén de esta primera línea que se encuentra compuesta por las trabajadoras y los trabajadores de salud.
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PC / EA