El Tribunal Oral Criminal Nº 1 de Morón resolvió aceptar hoy parcialmente el examen físico pedido por la querella en la causa en que se investiga al cura Julio César Grassi, quien ya anticipó que interpondrá un recurso para que la medida no se concrete debido a que la considera "humillante".
Grassi, juzgado por abuso deshonesto y corrupción de menores, deberá someterse al examen para saber cómo son los lunares, pecas y marcas que tiene en el torso y la espalda y para revelar si se depiló o se tiñó los vellos del pecho.
El Tribunal que lleva adelante el juicio rechazó por "recato" y "pudor" los otros análisis que habían exigido la querella, entre los que figuraba medir el tamaño del pene o la profundidad de la cavidad bucal del sacerdote.
"Si me hacen el examen físico, será un acto invasivo sobre mí, sólo para humillarme, para hacerme sentir mal", declaró Grassi antes de entrar hoy a los tribunales de Morón, a fines de participar de la última audiencia correspondiente a la octava semana del juicio en que se lo acusa por 17 casos de abuso sexual y corrupción de menores.
La revisión dictaminada por la Justicia fue planteada como necesaria para comprobar si la descripción física que hicieron dos de las supuestas víctimas coincide con las marcas y lunares en el torso y la pelvis del cura, así como al efecto de establecer si se depilaba.
Según detalló el abogado querellante Juan Pablo Gallego, para quien el cura intenta ocultar evidencias al negarse a ser revisado, el análisis "se trata de una pericia médica y física de lo más habitual".
Por su parte, Grassi declaró que "una cosa son pericias visuales y otras dentro del cuerpo, como pide la querella, que sería una humillación indebida para cualquiera".