Se encerró, escribió y un día volvió, sutilmente diferente. Ganó un prestigio que le había sido esquivo o negado al ser premiado en España por su primera novela El candidato, luego de superar, no sin cierto estoicismo, denuncias de plagio. Su último libro, El mito de la diosa Fortuna , ya es best seller en España –desde donde habló en exclusiva con PERFIL antes de viajar a Buenos Aires por cuestiones personales–, y va camino a serlo también en Latinoamérica y especialmente en Argentina, donde tiene una legión de seguidores incondicionales.
El Rey Midas de la autoayuda, el compilador de historias y mitos que digiere, retextualiza y transforma en libros-éxito, está de regreso y volvió a las fuentes. No debe ser casual, si acaso algo lo es, la elección de la suerte –tan inasible, tan elusiva– como tema: sería un homenaje, ya que la fortuna, en sus varias acepciones, nunca dejó de acompañarlo.
— ¿Que es más importante, la suerte, el talento o el esfuerzo? ¿Cuál es su fuerte?
—Creo que una combinación de los tres, pero debo reconocer que soy una persona con suerte, a la que siempre ayudo con mucho trabajo. El ideal es una sumatoria de cosas, una armonía.
—¿Cambiaría algo de su éxito por prestigio?
—(Piensa.) El éxito es muy ambiguo, es algo que, creo, se mide al final de toda una carrera, una vida, y tiene que ver con muchos logros, no solamente con vender muchos libros. El prestigio está más asociado a la vanidad, a la necesidad de reconocimiento, quizá no tanto por parte de la gente, sino de sus pares. No es algo importante. Mi éxito, mi prestigio, por llamarlos de alguna manera, es que mis libros le sirvan a la gente, le disparen ideas y le generen cambios en su vida. Soy un humilde contador de historias a las que textualizo. Soy un buen hacedor de manuales de divulgación, no soy un literato. Soy quien soy y no tengo por qué andar justificándome. Y que no me reconozcan otros autores, la verdad, no es algo que me duela.
El 10 de octubre de 2005 estalló la polémica en España para beneplácito de sus detractores, muchos relegados, como Ramiro Calle, ex pope ibérico de la autoayuda y vocero de la denuncia, por el éxito de Bucay. Se lo acusó de plagio, nunca asentado judicialmente, por haber “tomado” 60 páginas del libro La sabiduría recobrada , de la filósofa Mónica Cavalle, y haberlas utilizado en el texto Shimriti. Le llovieron críticas feroces desde ambos lados del Atlántico,se tejieron versiones de arreglos extrajudiciales y se anunció su muerte literaria. Bucay se llamó a retiro, dejó de dar entrevistas y conferencias, realizó algunos viajes relámpago entre Nerja, Málaga, donde reside, y Buenos Aires; y se encerró a escribir. Casi un año después, el 29 de septiembre, Bucay dejó atónito al mundo literario español –y argentino–que tanto lo resiste: se alzó con el Premio Ciudad de Torrevieja (y 360.000 euros) con su primera novela, El candidato. Un galardón, quizá, con sabor a revancha.
—¿Sigue enojado con los medios por el episodio de presunto plagio?
—No. En gran parte, soy lo que soy gracias al apoyo de los medios. Claro que es más negocio acusar sin pruebas o con verdades a medias como lo hicieron conmigo, pero una vez que la bola de nieve entra a rodar es difícil pararla. Por eso decidí no dar entrevistas durante un tiempo ni hablar. Me encerré. Yo reto a cualquiera a que encuentre las famosas 60 páginas plagiadas, libro contra libro. Fueron 7 citas, a las que les agregué textualidad. Me equivoqué y le pedí disculpas a Mónica Cavalle, quien no tuvo nada que ver con los agravios y las mentiras que se dijeron.
—¿Y cómo salió espiritual y profesionalmente después del retiro?
—Favorecido, más fuerte. Hoy soy mucho más fuerte. Soy un terapeuta, un docente y un comunicador que trata de escribir lo mejor posible y llegar a la gente. Y mi orgullo es, precisamente, mi relación con la gente. En definitiva, siempre hice lo mejor que pude.
— ¿Cree que lo envidian? Si no vendiera tanto, posiblemente ese escándalo no hubiese existido...
— Es lo que dice mi mamá: es envidia. Ella me regalaba cintitas rojas... Me viene a la memoria lo que me dijo Rigoberta Menchú cuando me la crucé hace poco... “Hay que dejar de contestar a las injusticias”.
—¿La autoayuda ayuda?
—Depende del texto y lector, de su sensibilidad y de sus ganas de ayudarse y evolucionar.
—¿Y sus libros ayudan?
—La gente me dice que si...
— ¿En El mito de la diosa de la fortuna es un homenaje a la suerte que tan bien lo trata?
—(Se ríe.) Es un compendio de historias relacionadas con la suerte, el azar y el destino, algo a lo que el cientificismo le huye, para recrear una mirada positiva para gente positiva. Es lectura para disfrutar y sacar conclusiones.
—¿Y no hay plagio, no?
—Sí, plagié lo mitos griegos. Risas.
La autoayuda, un negocio que sigue en alza
“ Soy un repetidor de cosas, yo aggiorno y modifico”, se definió Bucay. Su particular método de construir y difundir –no sin un marcado reduccionismo– el vasto y complejo universo de las relaciones humanas, le dio excelentes resultados: ya lleva casi 5 millones de libros vendidos en el mundo, de los cuales 1 millón corresponde a la Argentina y otro tanto a España, según Editorial del Nuevo Extremo, que junto a Sudamericana (que no quiere hablar de números) edita sus obras.
Cada letra que escribe tiene destino de best seller, cada conferencia que da, es a sala llena, y cada reedición lo acerca a nuevos récords de ventas. Sudamericana relanzó sus grandes éxitos El camino de la autodependencia, El camino del encuentro, El camino de la felicidad y El camino de las lágrimas, con 8.000 ejemplares cada uno. Hizo lo propio con Cuentos para Claudia y Recuerdos para Demián, con 10.000 ejemplares cada uno. Su revista Mente Sana, que se edita en España, tira la friolera de 80.000 ejemplares y sus columnas lucen en decenas de diarios de Latinoamérica y España.
El fenómeno Bucay, subido al fenómeno de la autoayuda, tuvo en 2001 su correlato en la TV local con El buscador, que aunque midió entre 4 y 7 puntos de rating lo posicionó ante el gran público familiar. Y como si esto fuera poco, con su primera novela – El candidato, un thriller político–, se alzó con el Premio Ciudad de Torrevieja, con 360.000 euros y con la edición en la prestigiosísima Random House Mondadori. Entró en las ligas mayores. Y sigue facturando.
Radiografía
* Está casado desde hace más de 30 años con la licenciada Amelia Ridelnik, con quien tiene una hija, Claudia.
* Antes de ser psicoanalista gestáltico fue taxista, vendedor callejero, animador de fiestas infantiles y actor.
* Marcelo Tinelli y muchos otros famosos lo eligieron como terapeuta, lo que disparó las ventas de sus ya populares libros, que ya llegan a la cifra de 14.
* Vive en Nerja, Málaga, una ciudad en la Costa del Sol meditarránea. Allí, casi nadie lo conoce.
* Sus obras fueron traducidas al hebreo, coreano, ruso e inglés, entre otros idiomas.