Desde hace más de 24 horas, un incendio sobre la ruta 11 pone en vilo a Villa Gesell, Pinamar y Madariaga. Si bien el fuego se mantiene a prudente distancia de las zonas urbanas, la dificultad para sofocarlo genera cada vez más inquietud y obliga a incrementar el número de personal afectado.
En la madrugada del lunes, durante el momento de mayor voracidad de las llamas, llegaron a intervenir quince dotaciones de bomberos, personal municipal, por lo menos dos centenas de vecinos y alrededor de 50 empleados del hipermercado Coto, uno de los lugares más amenazados.
El fuego comenzó pasado el mediodía del domingo en una zona de pastizales secos, a la altura del kilómetro 413 de la ruta 11, del lado de Madariaga. El humo se ganó rápidamente la ruta, obstaculizando la visión de los conductores que transitaban ese trayecto entre Villa Gesell y Cariló. Hacia la tarde, el horizonte se había vuelto plomizo. Desde cualquier punto de Gesell, Pinamar y Madariaga podía verse el humo que brotaba desde la ruta.
Pero ese no fue el principal problema. El incendio siguió avanzando por el campo descubierto y acechó al hipermercado Coto de la zona. Las condiciones fangosas del terreno donde se había generado el fuego dificultaban el acceso de vehículos hidrantes, impidiendo la aproximación a los focos ígneos. La estrategia, entonces, fue la de acorralarlo. Sin embargo, las llamas seguían replicándose a lo largo de hectáreas y hectáreas de pasturas. El hipermercado fue desalojado. Lo mismo una granja cercana: su dueño, desesperado, tuvo que llevarse decenas de pollos y gallinas en cajas de cartón.
El trabajo se extendió hasta bien entrada la madrugada, con varios momento de tensión. Es que, además del hipermercado, el fuego comenzaba a tener a mano otro combustible fulminante: la cadena boscosa que bordea la vera oriental de la ruta 11, al otro lado del incendio. Un peligro angustiante.
Antes del amanecer, tras 12 horas de trabajo intenso, los bomberos declararon el control del incendio. Solo quedaban unos focos aislados dentro del campo, por lo que se instaló una guardia de ceniza para monitorear la zona. Se acababa una larga noche.
Sin embargo, el fuego revivió con el día. Y, fundamentalmente, con el cambio de viento. Los bomberos tuvieron que salir dos veces más durante el lunes. La última de ellas, por la tarde. Gesell, Pinamar y Madariaga siguen en pie de alerta, mirando el fuego de reojo. Y, mientras tanto, rezan para que las pequeñas gotas que comenzaron a chispear en los últimos minutos se transformen en una lluvia aliviadora.
La gran incógnita de este episodio es el motivo que originó el fuego. En un principio se consideró la posibilidad de que todo fue provocado por la quema premeditada de algunos pastizales de la zona. Práctica ilegal pero lo mismo habitual para desmontar y desmalezar campos.
Aunque en la tarde del lunes, cuando el fuego volvió a encenderse tras un domingo dramático, apareció una nueva hipótesis. Esta da cuenta de un basural clandestino que es utilizado por varias de las ciudades afectadas. Incluso varias fotografías registran a los bomberos trabajando en este sitio mientras las llamas avanzan sobre desechos y residuos. La existencia de este potencial foco ígneo inquieta a los habitantes del lugar, conmovidos por el incendio mayúsculo. Y esperan un poco de claridad al respecto cuando baje el humo.
(*) Especial para Perfil.com.