SOCIEDAD
ENTRE RÍOS

Impactante testimonio sobre torturas entre las "Carmelitas descalzas"

En el convento hallaron "elementos de tortura y autoflagelación" como látigos y silicios. Denuncias por castigos físicos y psicológicos.

La ex-monja no quiso revelar su nombre.
La ex-monja no quiso revelar su nombre. | PPT

Un convento Carmelitas Descalzas de la ciudad entrerriana de Nogoyá fue allanado días atrás tras una denuncia periodística por torturas. En el lugar hallaron "elementos de autoflagelación" como látigos y silicios, según informó la Justicia. Anoche, por televisión, una exmonja de la casa religiosa denunció haber sufrido en primera persona tormentos físicos y psicológicos.

El fiscal Federico Uriburu, a cargo de la causa, dijo que la superiora de la casa religiosa se resistió al ingreso de los funcionarios judiciales el 25 de agosto pasado, por lo que hubo que forzar la puerta de acceso, y confirmó que en el operativo se hallaron "elementos de tortura y autoflagelación como látigos y cilicios". El allanamiento al convento de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmelo, de Nogoyá, 300 kilómetros al este de capital entrerriana, se realizó tras una denuncia periodística sobre privación ilegítima de la libertad agravada, castigos intramuros, desnutrición, autoflagelación, y el uso del látigo, cilicio y mordazas, entre otros elementos de tortura.

En diálogo con Periodismo para Todos, una ex novicia del convento contó cómo fueron sus años allí: “Estuve varios años en el convento de Nogoyá. He vivido una tortura especialmente psicológica, además del castigo físico”, dijo una mujer que no quiso revelar su identidad.

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La exintegrante de la congregación explicó que en ese lugar se utilizan distintos métodos para “purificar el alma”, entre los que se cuentan los azotes, el encierro en celdas y hasta una corona de alambre que se incrusta y ejerce presión sobre los miembros del cuerpo. Además, la denunciante explicó que la primera vez que intentó alejarse del convento fue retenida y sufrió “duras reprimendas” por parte de sus superiores.

“Más allá del castigo físico, lo peor que he sufrido fue la tortura psicológica. Te hacen creer que sos la responsable de todas la cosas malas que suceden”, describió la mujer.

De momento, el fiscal Uriburu decidió imputar a la madre superiora del monasterio, la hermana "María Isabel" (cuyo nombre real es Luisa Toledo). Se le imputó el delito de "privación ilegítima de la libertad".