La película Una verdad incómoda, basada en más de mil discursos que Al Gore brindó sobre los riesgos del cambio climático, tuvo gran repercusión en el último Festival de Cannes. Antes, dos años atrás, para probar que “invertir en verde” es un buen negocio, el ex vicepresidente de EE.UU. abrió una fundación de inversiones que administra US$ 200 millones para aplicar a la producción de energía sustentable. Y no se cansa de hablar sobre el tema.
—¿La ecología es un buen negocio?
—Es un excelente negocio, tanto para la economía como para el medio ambiente. Y ya lo sabe Toyota, que fabrica sus autos híbridos, o General Electric, que desde que se convirtió en una empresa ecológicamente responsable está ganando mucho dinero. Igual que Du Pont, el gigante químico. Las grandes empresas no entran en negocios para perder dinero.
—Usted tiene negocios ligados a la ecología, ¿no?
—Tengo dos. Un canal de televisión para divulgar asuntos ambientales y un fondo de inversiones para nuevas tecnologías. A los dos les va muy bien y no veo el problema en eso. Todos podemos lucrar ambiental y económicamente.
—Muchos científicos aseguran que ya es tarde para evitar el desastre. Para James Lovelock, el creador de la hipótesis Gaia, el cambio climático eliminará al 80% de la población mundial antes de fin de siglo.
—Lovelock, por quien tengo respeto, es muy pesimista al pensar que el ser humano no va a poder cambiar su comportamiento. Y, como político, yo sé algunas cosas que él no sabe. Los políticos son en general muy lentos y eso se refleja en la toma de decisiones de los gobiernos. Pero pueden cambiar con mucha rapidez si son presionados por sus electores. Así fue como EE.UU. mandó un hombre a la Luna en menos de 10 años.
—¿Usted ya modificó su estilo de vida?
—Hace dos años decidí vivir sin carbono. En mi familia usamos autos híbridos, usamos energía verde, evitamos el agua caliente, desconectamos nuestros equipos electrónicos cuando no los utilizamos. Claro que todavía viajo en aviones comerciales... pero mi emisión personal de carbono la compenso con las charlas de divulgación que doy sobre el tema.
—¿Considera a la energía nuclear como una buena alternativa a los combustibles fósiles?
—No es mi opción preferida. Es una alternativa complicada por dos razones: su alto costo, y porque siempre es un riesgo. Permitir su uso aumenta la posible proliferación de armas nucleares. Algunos países anunciaron su intención de obtener tecnología nuclear para producir energía y la verdad es que estaban interesados en fabricar armas atómicas.
—El presidente Bush rechazó el Tratado de Kyoto. ¿Cuál es su evaluación de esta política?
—Yo ya perdí objetividad respecto de Bush. Todas sus políticas me asustan. La verdad es que sus acciones en ese campo son extremadamente peligrosas para todo el mundo. Su funcionario de Medio Ambiente no pasa de actuar como censor: censura la mayoría de los trabajos científicos sobre el tema.
—¿Se va a candidatear nuevamente a la Casa Blanca?
—No está en mis planes, pero no descarto la posibilidad.
—¿Una plataforma basada en la defensa del medio ambiente ayuda a un candidato?
—Sí, sin duda, y los políticos están empezando a percibirlo. Vea si no el caso de Schwarzenegger en California. Está ganando fuerza y popularidad gracias a sus acciones en pro del medio ambiente. El terrorismo también es un tema importante. La guerra en Irak lo convirtió en algo peor de lo que ya era. Pero el cambio climático es la peor crisis que enfrentamos.
De la Casa Blanca al celuloide
Documental con formato de spot publicitario pro candidato presidencial. Extraña combinación la de La verdad incómoda , film de Davis Guggenheim cuyo único protagonista es el ex vicepresidente de EE.UU. Al Gore. Y el cambio climático, claro.
Narrada en primera persona e hilando distintos momentos de su vida y de las más de 1.000 charlas que dio alrededor del planeta promocionando los beneficios de una cultura “verde”, la película –se estrena aquí el 23 de noviembre– cumple bien su rol pedagógico y logra generar conciencia. Pero a veces abruma el exceso de “bondad” y buen dominio de las cámaras y el público del “hombre que iba a ser el próximo presidente de EE.UU”, como le gusta presentarse.
Y hasta tiene golpes bajos, como cuando Gore recuerda que fue el accidente que casi le cuesta la vida a su hijito (con imágenes familiares incluidas) el que le hizo pensar en la necesidad de cuidar el planeta. O cuando recuerda que su hermana mayor murió de cáncer de pulmón, y por eso su padre decidió dejar de plantar tabaco.
Pero el mensaje llega. E inquieta. Será por eso que el ex compañero de fórmula de Bill Clinton se paseó por el último Festival de Cannes como una verdadera estrella de Hollywood y no como un político que estuvo ocho años en la Casa Blanca.
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