En una entrevista exclusiva para La Cornisa TV, Juan Pablo Escobar Henao, hijo del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, dialogó con Luis Majul sobre su padre, la vida junto a él durante los momentos más duros de la pelea con el gobierno colombiano y su perspectiva hoy sobre la legalización de las drogas.
Escobar, conocido en Argentina como Sebastián Marroquín, reconoció que sigue sintiendo un “amor incondicional” por su padre pero admitió la magnitud de sus ilícitos. Además, opinó sobre el avance del narcotráfico en Argentina y rememoró su extravagante infancia al lado de uno de los hombres más brutales que hubiera conocido Colombia. “Estábamos rodeados de millones de dólares en efectivo pero muertos de hambre, literalmente, no teníamos la libertad de salir a comprar comida”, recordó, entre otras anécdotas que guarda en su libro Mi padre, de Editorial Planeta.
“Yo no puedo renunciar al amor incondicional que siento por mi padre. Pero su vida estuvo llena de contradicciones. Era un hombre que tenía un alma guerrillera y fundó el primer grupo paramilitar de Colombia. Era un hombre que repudiaba el secuestro y después terminó secuestrando personas”, reflexionó Escobar, durante la entrevista que será televisada este domingo en América TV. “La lección más fuerte que recibí en mi vida es la de (saber) que mi padre no es ni fue inocente”, reconoció Juan Pablo.
Asimismo, el primogénito del narcotraficante -muerto en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad de su país- descartó los mitos sobre los millones de dólares escondidos que tendría la familia. Según reveló, toda la fortuna de su padre que pudieron recuperar la usaron para pagarle a los cárteles enemigos, como el Cartel de Cali, como la única salida para “lograr la paz”.
“Todos los dineros se los entregamos a los carteles enemigos. Porque quisieron recuperar todo el dinero que habían invertido en la muerte de mi padre. Y a nosotros no nos quedó otra opción que entregar la totalidad de los dineros. Conocían exactamente donde estaba toda la fortuna. Y si escondíamos una sola moneda, éramos hombre muerto”, explicó.
A continuación, un adelanto del reportaje:
- ¿A tu padre lo asesinaron o se suicidó?
- Nosotros hicimos una investigación muy profunda, basados en documentos de la necropsia de mi padre, documentos fotográficos, fotografías que fueron tomadas minutos después de su muerte... Sumado a la experiencia personal que tuvimos con mi padre sobre la posibilidad de suicidarse, en una conversación cotidiana. Mi papá tenía muy asumido que nunca se iba a dejar agarrar con vida. Encontramos unas declaraciones en una grabación donde él dice claramente que a él “nunca en la gran puta vida lo van a coger vivo”. Desde ese lugar, él me mostró desde siempre cuál era lugar donde se iba a pegar el tiro y me explicó por qué no en otros lugares de la cabeza y sí en el oído. Él decía que había consultado con médicos. Su mayor temor era pegarse el tiro y quedar vivo. Entonces quería garantizarse la muerte inmediata. Y el tiro aparece exactamente donde toda la vida nos dijo a mí y a mi madre que se lo iba a pegar.
- En la serie El Patrón del mal aparece una frase de tu padre que parece pintarlo de cuerpo entero. Dice algo así como: “Soy capaz de matar a tu hijo a tu padre y a tu abuelo. Y si tu abuelo está muerto, lo desentierro y lo vuelvo a matar”.
- Mi padre era mucho más que eso. Hay que tener conciencia de que es un producto que se inventaron aquí en Colombia y que han salido a venderlo en el mundo como la verdadera historia de Pablo Escobar. Eso me parece una enorme irresponsabilidad de parte de la empresa que ha llevado a cabo este desarrollo audiovisual porque está muy lejos de ser Pablo Escobar. La verdadera historia de Pablo Escobar no es la que le acaban de contar el mundo en esa serie.
- Pero tu padre mató, traficó con drogas, puso bombas en aviones. Mató a miles de civiles inocentes. Y a políticos, candidatos a presidentes, miembros de la Corte Suprema.
- Ese es el mismo padre que vas a encontrar dentro de mi libro, pero lo vas a encontrar en sus justas dimensiones, no en las exageraciones en las que cae la serie… Ni las improvisaciones ni la falta de investigación seria para llevar a cabo esta historia.
- El narcotráfico hizo multimillonarios a vos y a tu familia. Vos contás que llevaste una vida extravagante. Tenías una colección de motos. Un zoológico privado. Un mundo irreal.
- Sí, es exacto. Tomamos la decisión con el editor de incluir un capítulo que denominamos ´Excentricidades´. No para hacer alarde de la vida que me tocó vivir y que disfruté… la vivía desde esa inconsciencia… Y esto era justamente para ilustrar el nivel de excesos en los que vivíamos. De esas excentricidades lo único que ha quedado es un rastro de destrucción total. Todas esas propiedades en las que vivimos hoy están completamente destruidas, quemadas y bombardeadas. De manera tal que, eso es lo que nos permite en el libro hacer la reflexión de que el narcotráfico no es un buen negocio, que a la larga te lo quita todo, tu libertad, la vida de tus seres queridos y hasta la tuya propia.
- Hay una anécdota muy fuerte. Cuando decís que las piñatas de tu cumpleaños no tenían golosinas sino fajos de billetes.
- Efectivamente, esos eran mis cumpleaños en aquella época. Era común ver cómo los padres querían intervenir también en la piñata porque el dinero que caía ahí eran mucho.
- ¿A vos y a tu compañera los casó Bergoglio, acá, en Argentina?
- No, no, no, en absoluto. Simplemente autorizó que la ceremonia nuestra se llevara a cabo al aire libre y nada más que eso, sin saber en absoluto nuestra historia familiar. Fue un gesto muy generoso como lo hubiera hecho con cualquier otra familia a la que se le hubiese acercado pidiéndole ese favor, pero nada más que eso.
- ¿Por qué cambiaste el nombre de Juan Pablo Escobar Henao por el de Sebastián Marroquín?
- El cambio tuvo que ver exclusivamente con la seguridad y la vida nuestra. Cuando se desarrolló la enorme persecución contra mi padre, el Estado de Colombia generó presiones en todo el resto de naciones para que se prohibiera nuestro ingreso. Había temor legítimo de que mi padre podía llegar a incrementar su violencia contra Colombia si lograba que su familia estuviera a salvo en el exterior. Las aerolíneas no nos vendían los pasajes para ningún país del mundo, y nosotros no teníamos ningún tipo de problema con la ley. El cambio de identidad ocurre después de la muerte de mi padre, y lo utilizamos para poder salir del país, ya que salir de Colombia como ´Juan Pablo Escobar´ estaba absolutamente vetado, era imposible lograrlo.
- ¿Les facilitó la entrada y residencia en la Argentina el expresidente Carlos Menem?
- En absoluto. Él no sabía de nuestro cambio de identidad. Y nosotros tampoco íbamos a ser tan ingenuos de avisar a cualquier gobierno que estábamos en su país. Nosotros, con mi familia, entramos al país como turistas t renovábamos las visas cruzando a Colonia en Uruguay.
- ¿Tuviste contacto con la droga? ¿Hablaste con tu padre de marihuana, cocaína y heroína?
- Sí, él tuvo una conversación conmigo. Yo tenía 9 años cuando tuve la posibilidad y eligió llamarme para que conversáramos respecto de las drogas. Me dio una clase magistral sobre todos sus peligros y me hizo una descripción detallada de cada una de las drogas. E incluso llegó al punto de reconocer que las había probado en su totalidad, a excepción de la heroína. Decía lo siguiente: 'Valiente es aquel que no la prueba. Valiente no es el que la prueba'. Ese contraste es otra de las contradicciones de mi padre. Por un lado era un hombre muy amoroso con su familia, y por el otro era un hombre que hacía mucho daño al país con su violencia.
- ¿Nunca estuviste tentado a seguir los pasos de tu padre?
- Jamás he tenido la idea de continuar con sus pasos. Porque yo elegí desde siempre ser un hombre de paz, porque no puedo hacer oídos sordos. Porque yo lo ví a él crecer como narcotraficante pero ví cómo la violencia retornaba contra nosotros con mayor ferocidad. Llegamos a vivir momentos en la familia en los que nos estábamos muriendo de hambre, literalmente, no es ninguna exageración, estado rodeados de millones de dólares en efectivo pero sin tener la libertad de salir a comprar comida.
- ¿Creés que Argentina va camino a transformarse en lo fueron Colombia y México con el narcotráfico?
- Sinceramente, me da mucha tristeza ver un incremento de la violencia en la Argentina. Yo llegué allí a vivir hace unos 22 años aproximadamente y me da tristeza ver cómo hemos ido realmente avanzando poco en materia de seguridad. Pero hay una realidad que va mucho más allá de la seguridad y el narcotráfico: el narcotráfico es un excelente negocio gracias a la prohibición. Esto no quiere decir que la legalización sea la única salida, quiere decir que las estrategias que se han planteado desde hace 40 años para combatir este flagelo lo único que han demostrado hasta ahora es que han sido obsoletas y que no han funcionado en absoluto.