La pista que disparó los 29 allanamientos ordenados esta semana por el juez federal Alberto Santamarina surgió de un operativo realizado en un garaje del microcentro porteño.
Hacía varios días que los investigadores sabían que los narcos estaban a punto de recibir un cargamento de cocaína proveniente del norte del país.
La idea original de la organización era realizar el envío el fin de semana pasado, aprovechando el acto eleccionario que descomprime los operativos regulares en las distintas rutas del país.
Según las fuentes consultadas por PERFIL, los detectives monitorearon las conversaciones desde que el cargamento partió de Salta.
En una escucha, uno de los sospechosos habla de los presuntos jefes de la organización. Los llama “Los Señores” y pide que le tengan “paciencia” por un problema de logística en Bolivia, donde habría salido la droga.
Según pudo saber PERFIL, el envío se retrasó unas horas y recién el lunes pasado llegó a la ciudad de Buenos Aires. Personal de las policías Bonaerense, Federal y Metropolitana montaron una guardia siguiendo el rastro de los teléfonos que utilizaban los hombres encargados de trasladar los 114 kilos de cocaína.
Los ubicaron en un bar céntrico donde los transportistas entregaron a sus cómplices el ticket del estacionamiento donde habían dejado la camioneta Toyota Hillux. Con ese dato fueron hasta el garaje y descubrieron el cargamento que prueba el vínculo entre los argentinos que llevaban la droga y la banda de colombianos que monitoreaba todo desde los tres countries de Tigre.