SOCIEDAD
DIARIO PERFIL

La historia del joven argentino que combate con los rebeldes de Kadafi

José Piaggesi, de 23 años, se hizo pasar por periodista, atravesó las trincheras y ahora lucha con los insurgentes. La familia se enteró por un llamado de PERFIL.

Marcado con rojo, el joven argentino que viajó desde España a Libia con una credencial de prensa de la Universidad de Córdoba.
| Cedoc

“¿Cómo sabés dónde está mi hijo? Hace una semana que no tengo noticias de él, estoy muy preocupado.” Pablo Piaggesi atendió ayer con sorpresa el llamado de PERFIL para consultarlo sobre José, el joven argentino de 23 años que cambió su Mendoza natal por la trinchera rebelde en Libia. “No es fácil tener a un hijo luchando contra los mercenarios de Kadafi, pero sé que es lo que él quería”, explica.

Maestro secundario y admirador del "Che" Guevara, José cruzó el Atlántico en febrero para sumarse a la resistencia insurgente contra el dictador. Su familia se enteró ayer, a través de este diario, que José está ahora en la ciudad de Adjabiya, la zona más caliente de la guerra en Libia.

Las novedades llegaron del periódico ABC de España, donde José apareció posando en una ruta libia junto a cuatro rebeldes que empuñaban rifles AK-47 y morteros de grueso calibre. Allí confesó que, aunque su rol en la batalla es el de un voluntario que brinda ayuda humanitaria, no le tembló el pulso para “tomar un fusil y disparar al enemigo cuando ha hecho falta”.

Todo lo que lleva consigo es una gorra, una camisa verde militar, un collar del Che, una acreditación de prensa que consiguió a nombre de la Universidad Nacional de Córdoba y un casco en el que escribió “Press”, para resguardarse de las tropas leales. Equipaje suficiente para su tarea cotidiana: evacuar a muertos y heridos de los insurgentes. Hace diez días que se sumó a la guerra y ya es un protagonista de la ola de cambio en el mundo árabe.

“Me sorprende la felicidad con que los libios afrontan la contienda y la vida, pese a los 42 años de dictadura sobre sus cabezas. Me hace pensar que la felicidad está muy despegada de lo material”, comentó el argentino. Pese a la congoja, su padre parece orgulloso de que José haya decidido llevar sus convicciones al límite de la vida. “El siempre fue un chico que se sintió bien ayudando, desinteresado por lo económico –destacó Pablo desde su casa en Neuquén–. Es una persona especial, muy talentoso. Maneja cuatro idiomas, aprendió a hablar árabe por Internet en un par de meses.”

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