Detrás de las grandes bandas de narcotraficantes, generalmente aparecen eslabones de poder que permiten su funcionamiento. Información por dinero a cambio. Zonas liberadas por más plata. Ocultar pruebas, “limpiar” expedientes, adelantar operativos parecen formar parte de una cadena de corrupción necesaria para el funcionamiento del negocio ilegal. En nuestro país existen varias causas contra policías y funcionarios que dejaron al descubierto esta supuesta “cadena de favores”.
El fiscal general de San Isidro Luis Novo fue acusado de encubrir al cartel del Norte del Valle que, según los investigadores, opera en la Argentina. Por otro lado, el ex jefe de la Policía de Santa Fe, Hugo Tognoli está afrontando un juicio en su contra desde el 14 de septiembre último. Allí se lo acusa de encubrir a un supuesto narcotraficante.
Por un accionar parecido, el lunes pasado, fue detenido en Rosario el comisario Gustavo Pereyra, alias “Gula”, que era el jefe de la brigada operativa de la Secretaría de Delitos Complejos. A esto se le suma las causas que se iniciaron en Córboba contra los denominados “narcopolicías”.
La Justicia, el poder político y las fuerzas de seguridad, atravesadas por el narcotráfico
