"Siempre he soñado con un ataúd con forma de zapato. Y he podido cumplir mi sueño”, dice una mujer con acento colombiano en De aquí a la eternidad, un programa destinado al marketing de la muerte conducido por Ricardo Péculo (Utilísima Satelital, lunes 21.30).
Pese a haber dado con el ataúd soñado, la mujer está viva, lo que le quita, es cierto, algo de valor testimonial a su afirmación un tanto sobreactuada. Pero, en perjuicio de los fines didácticos del programa, que invita a planificar los rituales para nuestro último día del mismo modo que se planifica un cumpleaños de 15 o un casamiento, los muertos no hablan. En compensación, la producción decidió llevar hasta las últimas consecuencias la alusión mortuoria. Por eso, hace declarar a los testigos de las maravillas del merchandising fúnebre –varios por programa– a través de una ventanita ovalada abierta en la pantalla rodeada de un ornamento que recuerda a los óvalos de bronce que enmarcan las antiguas fotografías de las cruces. Podría habérsele ocurrido a Pedro Almodóvar, pero Utilísima le ganó de mano.
En el primer programa, Péculo muestra hasta dónde ha llegado la incontenible imaginación funeraria: en África se fabrican ataúdes con las formas más diversas, desde zapatillas hasta cápsulas espaciales, desde zanahorias hasta mousses blancos destinados a los chicos. Si no fuera porque esos graciosos ataúdes temáticos aluden al último viaje, su carácter festivo podría confundir al televidente haciéndole creer que lo están invitando a hacer un tour a Disneylandia. De todos modos, poco importa cuál sea el destino: siempre partir es morir un poco.
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