Después de haber estado preso durante un año y medio en Uruguay tras protagonizar un accidente automovilístico que dejó como saldo dos víctimas fatales, Gaby Álvarez fue nombrado manager del Durazno Fútbol Club, un equipo de la segunda división de ese país. La presentación oficial se realizó ayer en el hotel Awa de Punta del Este, en el que también se dio a conocer la nueva indumentaria del equipo auspiciada por Topper. Roberto Giordano, el diseñador Carlos Di Domenico, el representante de modelos Ricardo Piñeiro y varias bellezas argentinas, estuvieron presentes en el evento.
"Elegí a este cuadro por dos motivos: creo que hay que volver a los principios; por la experiencia que me tocó vivir me pareció lógico empezar desde abajo", explica Álvarez a Perfil.com. Y después se entusiasma con sus nuevos logros: "Como yo estuve ligado al ambiente de las marcas pude conseguir a Topper que es una marca internacional. Me gusta lo creativo y el diseño fue inspirado por mí".
Pero a Gaby también le importa el plano estrictamente futbolístico. Es amigo personal del presidente de la institución, Alejandro Nanini, y su intención es trabajar en conjunto la parte deportiva, institucional y la venta de jugadores: "Mi pasión por el fútbol no viene de ahora, yo hace rato que me venía involucrando con esto. La realidad es que antes de que yo tenga el accidente, la fatalidad, tuve conversaciones con el Cholo Simeone, con el Coco Basile y con representantes de jugadores como Pablo Cosentino", cuenta. Además, es un admirador del periodista Fernando Niembro.
Para el próximo campeonato, el ex RR.PP está "negociando" llevar a dos jugadores argentinos al plantel del Durazno. Además, quiere armar un "cuadrangular en Europa con equipos uruguayos", hacer "que los jugadores crucen el charco" y organizar un partido amistoso con San Lorenzo: "Antes de ayer estuve en la casa de (Marcelo) Tinelli en José Ignacio. Estuvimos muy relajados, conversando acerca del periodismo y del fútbol".
Gaby Álvarez dice estar "muy feliz" por su nueva ocupación, pero luego recuerda su pasado inmediato y no puede evitar las lágrimas: "No puedo olvidarme que hay dos personas que no están", dice. Con la voz entrecortada, asegura que no quiere volver a ser relacionista público. Dice que dejó atrás "15 años de trabajo", que decidió "cambiar de rubro", pero que, aunque quiera, no puede evitar la exposición: "En la puerta de mi casa -vive en Manantiales, en la casa de Florencia Macri, hija del empresario Franco- sigo teniendo a los periodistas esperando a que yo salga. Soy una persona mediática y eso no lo puedo cambiar ".
(*) Redactora de Perfil.com