El Gobierno porteño decidió, finalmente, postergar hasta 2010 el llamado a licitación por el servicio de recolección de residuos en la Ciudad, a pesar de que los contratos con las actuales empresas están vencidos desde febrero.
Además, desde hace más de un mes se encuentra en negociaciones con las actuales prestatarias para reducir los costos que la Comuna desembolsa todos los meses para mantener las calles limpias, que representan $ 950 millones al año.
Osada la intención del Gobierno porteño: no sólo no indexará –“no hay margen para aumentos”, anuncian– un sólo centavo de sueldos de los empleados cuando todos los gremios están negociando paritarias, sino que además sus funcionarios están convencidos de que lograrán ahorrarse casi $ 200 millones tras negociar con las empresas.
¿Cómo? Por un lado se les exigirá que absorban los costos de la contenerización del 60% de los residuos de la Ciudad (hoy llega al 25%) y, además, se les recortará en un porcentaje considerable los costos pagos que el Gobierno transfiere por el servicio.
¿Qué pasará con las empresas que no acepten el recorte millonario que contraerá su rentabilidad? “ Estamos dispuestos a cancelar los contratos y, si es necesario, estatizar el servicio de recolección”, dispara Juan Pablo Piccardo, ministro de Espacio Público del Gobierno porteño.