En posición de yoga, Malala, saluda al sol. Se estira, abre las piernas, se relaja y se deja llevar por las instrucciones de su personal trainer.
María Laura Groba, la novia del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, encontró en Punta del Este un lugar clave para su relajación. Alojada en la casa minimalista que su pareja tiene en el complejo familiar y ubicada justo frente a la de su suegro Franco, ella disfruta del mar, la arena y la playa, lejos de Mauricio, de sus aspiraciones presidenciales y de la política.
¿Mellizas? Jueves, 11.30. Complejo Terrazas de Manantiales. El termómetro marca casi 28 grados y la temperatura sigue en ascenso. En el balcón, están juntas Malala y María, su hermana. El parecido entre ellas es llamativo y, cuando se visten con sombrero y lentes para ir a la playa, lo único que las diferencia es la altura: María es unos centímetros más alta. Ambas, vestidas con ropa adecuada comienzan el día con una sesión de yoga. La noche anterior había sido agitada: la primera dama porteña rompió su rutina cotidiana y asistió a la fiesta anual que este verano Chandon realizó en Pueblo Mío. Era una buena oportunidad para encontrarse con la mayoría de sus amigos porteños que veranean en Punta del Este.
Malala Groba llegó a la costa uruguaya mediados de diciembre para pasar las Fiestas. Llegó sola. Esta vez, tratando de encausar su complicada gestión, Mauricio Macri se quedó en el calor del microcentro porteño.
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