Fernando Burlando (46), el mediático abogado que representa a Carola Labrador –madre de Candela Rodríguez, la nena secuestrada y asesinada en Villa Tesei–, no solo ocupa sus días entre los estudios jurídicos que tiene en la ciudad de La Plata y Puerto Madero, en Buenos Aires, sino que también dedica parte de su rutina a una exigente actividad física.
Uno de los hobbies de Burlando es el gimnasio, y esa dedicación a moldear su cuerpo prendió la lamparita de su amiga Alejandra Moro, dueña del centro de estética XY Alma Láser. Ella le pidió a Burlando que fuera la cara de su empresa, y Fernando aceptó la propuesta.
Hace menos de un año hizo la sesión de fotos que hoy decoran los pasillos del centro de dermoestética, que queda en el centro porteño.
Calzones. En las imágenes se ve a un Burlando despojado de los trajes Giorgio Armani que suele lucir por los pasillos de los tribunales. Por el contrario, en este caso muestra casi todo su cuerpo. Pero eso sí: los calzoncillos que eligió para la producción fueron los de su diseñador favorito.
La sesión de fotos se dividió entre un estudio fotográfico y una de las oficinas que tiene en sus estudios de La Plata, lugar que diseñó para que se viera igual que el despacho de John Milton, el personaje de Al Pacino en la película El abogado del diablo.
Esta no es la primera vez que el letrado se presta para ser la imagen de una marca: hace dos años fue la cara de otra reconocida línea de ropa.
Cuñada. Según allegados al abogado, el vínculo con la dueña del centro de spa viene por el lado familiar.
“Alejandra Moro es pareja del hermano de Fernando”, dicen en su entorno. Por eso, se cree que no cobró por este trabajo. Entre los colaboradores de Fernando se destaca que “el Derecho es la pasión de Burlando”, pero eso no quita que se dedique a otras actividades por puro placer.
El “modelaje caliente” no le reporta dinero, pero le satisface su costado narcisista. “El doctor es muy obsesivo con su imagen”, señala una asistente del abogado.
En los últimos años, Burlando cambió su aspecto con la ayuda de especialistas, e invirtió mucho más que en los trajes Armani. Por eso resulta creíble que haya aceptado posar para su cuñada, para mostrar su evolución estética.
(*) De la redacción de Libre