Lo asesinaron en la puerta de su casa. Delante de su hija de 3 años. Ante los ojos de su esposa embarazada. Fue en la localidad bonaerense de Caseros, en el partido de Tres de Febrero. Tenía 30 años. Era técnico en informática. Regresaba de una fiesta con su familia. Y en medio de una entradera encontró la muerte de la manera más absurda.
Alejandro Javier Schildhauer fue baleado a las 3.30 de la madrugada. Había llegado a su domicilio de la calle Guaminí 5434 con su esposa, su hija y su suegro después de participar de un evento en la iglesia Sagrado Corazón de Jesús de Berazategui. Estaba estacionando su auto –un Peugeot 307 SW– en el garaje cuando tres hombres bajaron de un Fiat Uno. Le pidieron las llaves del coche y casi al mismo tiempo uno de ellos le gatilló.
El suegro de la víctima estaba en el piso cuando escuchó la estampida. Lo habían obligado a permanecer boca abajo, mientras otro de los sujetos revisaba la mochila que llevaba puesta. La hipótesis de los investigadores es que Schildhauer habría hecho algún tipo de maniobra que hizo que los delincuentes le tiraran a matar, aunque los familiares descartaron que se haya resistido.
Lo cierto es que el joven recibió un disparo que le causó una herida mortal. Por la gravedad del ataque, sus familiares decidieron llevarlo por su cuenta hasta la guardia del Hospital Carrillo de Ciudadela. Llegó muerto.
El jefe de la Departamental San Martín, comisario Miguel Maccario, explicó que los autores “en ningún momento entraron a la propiedad porque lo que querían era un auto más grande”.
“Estamos investigando en todas las cámaras de seguridad de la zona. Además, peritamos todo en la cuadra y el auto de la víctima para poder identificar a los agresores”, sostuvo el comisario, según publicó la agencia de noticias Télam. Sobre el móvil, dijo que no descartan nada. “Todo ahora es prueba de investigación. El resto de la familia se encuentra bien”, agregó el jefe policial.
Según fuentes policiales, los delicuentes escaparon segundos después del ataque. No se llevaron el auto que pretendían robar. Se subieron nuevamente al Fiat Uno y salieron a toda velocidad. No muy lejos lo dejaron abandonado. Y lo prendieron fuego para borrar todo tipo de huellas.
Puro dolor. En la puerta de la casa de la familia, la hermana de la víctima dijo que a Alejandro “lo ejecutaron” pese a que “entregó las llaves del auto”.
“Me quitaron un hermano maravilloso, era muy buena persona. Mi hermano no se resistió para nada. Le pidieron que entregue las llaves del auto y las entregó, pero igual le pegaron un tiro”, se lamentó. La mujer también aprovechó la presencia de los medios para pedir justicia por su hermano y mayor seguridad para Tres de Febrero.
Germán, el cuñado de Schildhauer, también se quejó por la falta de policía en la zona y acerca de la víctima afirmó: “Perdimos un hombre maravilloso”.